Toni López Gay, profesor de Universitat Autònoma de Barcelona

"Puede que los nómadas digitales sean positivos a nivel macro, pero en los barrios gentrifican"

Toni López Gay, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Toni López Gay, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona. / Cedida

En un mundo global, la mayoría de las ciudades con cierto tamaño se van pareciendo cada vez más. Málaga, en su crecimiento casi constante de los últimos años, tiene espejos a lo largo y ancho del Mediterráneo –con sus posibles deformaciones, esas que hacen particular a cada ciudad más allá del macro–, uno de ellos Barcelona. De allí procede Toni López Gay, profesor de Geografía en la Universitat Autònoma de Barcelona e investigador del Centre d'Estudis Demogràfics. En ese ámbito, la demografía, es un experto que se ha venido centrando en los nómadas digitales. Esta semana ha dado una conferencia en la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) en unas jornadas celebradas en Málaga relacionadas con el futuro de la vivienda. 

-¿Qué son los nómadas digitales?

-Algo que siempre intento hacer es intentar huir de la migración como algo per se negativo. No podemos pensar en las ciudades actuales sin pensar en la migración, que es la que ha permitido el crecimiento de las ciudades y su urbanización. Ahora, llegan de lugares cada vez más lejanos, antes llegaban sólo de las zonas rurales próximas. A finales del siglo XX y comienzo del XXI, comenzaron los flujos de migración internacionales, que cada vez más se ven en personas más cualificadas, que se sitúan en un mercado de grandes ciudades globales, que están en el mapa internacional. Y el segundo rasgo es su transitoriedad, que es una gran novedad. En el siglo XX, los migrantes buscaban asentarse, ahora tenemos unos migrantes que toman la ciudad como parte de un itinerario más diverso. Esto cambia por completo la forma de estudiar las migraciones. 

-¿Qué les hace especiales, entonces?

-Es una migración más conceptual, de migración como estilo de vida, más pujante. No sólo piensan en las ofertas laborales o en la trayectoria laboral que les pueda ofrecer el destino, sino que introducen la literatura de las amenities, de servicios de confort, ocio, clima... Esto también lo vemos claramente en los jubilados, que es una migración que ya conocéis en Málaga, pero ahora se ve de una manera más clara con migrantes en edades activas. 

-¿Qué buscan en concreto?

-Lugares atractivos des de un punto de vista climático, del confort. Espacios de naturalieza o de costa que ofrezcan una calidad de vida alta y que el precio de la vida en el lugar de destino es más bajo que los ingresos que puedan percibir.

-Todo esto lo ha impulsado la pandemia.

-Forma parte de la nueva transitoriedad, ahora tenemos un nuevo escenario en las movilidades. Antes se conocía, pero ahora con la deslocalización del lugar del trabajo está cogiendo una nueva dimensión. Lo de nómadas digitales es una etiqueta a unos flujos relativamente nuevos, a los que todavía estamos intentando poner nombre.

-¿Cuál sería entonces el nómada digital por antonomasia?

-La definición más pura sería aquella persona que no pasa más de dos o tres meses en un destino y que tiene claro que quiere ir cambiando de ciudad. Pero claro, aquí entran un montón de contradicciones en cuanto a visados internaciones que se está dando en algunos países para este tipo de población un poco más transitoria. Pero en un concepto más amplio, de migración transitoria, va desde unos cuantos meses a unos pocos años, pero que se caracterizan por no asumir desde el principio que no te vas a quedar en el lugar al que estás llegando.

"En Barcelona ya hay pisos temporales dedicados a nómadas digitales a 4.000 euros al mes"

-Hay quien los demoniza por decir que no se integran, otros que los miran con muy buenos ojos por que aportan a la economía, ¿hay grises?

-Lo que sabemos ahora mismo es que, pese a ser un fenómeno relativamente nuevo, en los servicios que consume y la intraestructura logística que necesita se parece mucho al de los turistas. Luego, en los sitios a los que va tienden a crecer los apartamentos turísticos, cafés en los que se puede trabajar, incluso hoteles con coworking... A niveles macro es posible que la economía, pero a nivel de barrio parece claro que gentrifica, aumenta los precios y expulsa a los locales al extrarradio. Es evidente, además, que a una persona en tres o cuatro meses no le da tiempo a conocer el tejido social de su barrio o al vecino de arriba o de abajo. También es cierto que se consume más en la ciudad, pero no sé hasta qué punto puede revertir.

-¿Se puede evitar?

-En muchos lugares que han tenido una actividad turística en masa en las ciudades ya ha habido una prohibición de pisos turísticos, primando el uso residencial, como en Nueva York o Amsterdam. También hay una legislación similar en Berlín.

-¿Cómo afectan los nómadas digitales al mercado de la vivienda?

-El del nómada digital es el cóctel perfecto en ese sentido. Al estar tan poco tiempo en la ciudad y renovarse con tanta facilidad puede hacer que los precios suban mucho más. En Barcelona se controló el tema de los apartamentos turísticos y dejó de crecer tanto el precio de la vivienda. Pero sigue habiendo mucho edificio dedicado a este tipo de estancias por debajo de once meses en total. Por ejemplo al lado de Arco del Triunfo, una zona céntrica, han hecho un edificio para alquilar todas las viviendas a un público temporal, la estancia no puede ser menor a 32 días. En temporada baja el equivalente a un mes cuesta 4.000 euros. 

-¿Puede pasar en Málaga?

-Lo que he visto es que algunas secciones censales del centro o Huelin, por ejemplo tiene un núcleo muy importante de población europea, de entre 20 y 40 años que supera ya el 20%. Por lo que ya empieza a haber espacios interesantes para su estudio en ese sentido. 

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