Málaga, ayer y hoy

El pasado exportador del Ensanche ganado al mar

  • Alameda de Colón: la zona estaba plagada desde finales del siglo XIX de almacenes de frutos del campo malagueño que desde allí se preparaban y envolvían para su exportación.

El conocido como Ensanche de Heredia era el espacio surgido al final del siglo XVIII por la retirada del mar, y sobre el que durante el siglo XIX se fue levantando un nuevo barrio entre la Alameda y la playa de Pescadería, que con el tiempo se convertiría en el Muelle de Heredia. A finales de esa centuria, las manzanas edificadas en el Ensanche al sur de la Alameda apenas llegaban hasta la actual calle Martínez Campos, junto a la Alameda de los Tristes, y hasta la calle Casas de Campos en la parte más cercana a la Plaza de la Marina. Desde esa línea de edificaciones hasta la playa de Pescadería, se extendía un espacio ocupado por instalaciones precarias, cobertizos y almacenes de madera vinculados a las actividades económicas propias de la zona, como la preparación de frutos para la exportación y la pesca.

La imagen refleja uno de esos momentos en plena calle San Lorenzo, ocupada allá por el año 1904 por montones de limones a la espera de ser envueltos para su exportación. Según el historiador Víctor Heredia, "en esta zona abundaban los almacenes de pasas y otros frutos secos en los que se empleaban cada temporada a un gran número de mujeres". Ese tiempo de recolección y preparación de los productos de la tierra era la vendeja, actividad que da nombre precisamente a una calle del Ensanche. Las faeneras, también denominadas vendejeras, trabajaban durante la época de la vendeja (finales de verano y otoño) en los numerosos almacenes repartidos por el barrio del Perchel y por la zona cercana al Puerto, como la Alameda de Colón (entonces de los Tristes) y las calles paralelas a la Alameda. Su trabajo consistía en preparar los frutos del campo malagueño para su exportación al extranjero. Si se trataba de naranjas y limones, debían envolver las piezas en papel de seda; si eran almendras, la tarea era extraer el fruto de la cáscara y luego envasarlo en cajones o sacos, y si la faena era de pasas, tenían que limpiarla, clasificarla y envasarla.

Este era uno de los pocos trabajos que las mujeres podían desarrollar fuera del hogar durante el siglo XIX, además de los de lavandera, cigarrera, criada, maestra o verdulera. Además, sólo estaba bien visto que trabajaran si eran solteras, explicó el experto. El espacio que se ve con cobertizos y construcciones precarias de madera hace apenas un siglo es hoy en día una moderna manzana de edificaciones que queda limitada por las calles San Lorenzo, Martínez Campos, Somera y Pinzón.

Sin criadas en agosto

Las faeneras cuando no había vendeja trabajaban mayoritariamente como criadas y tejedoras. El hecho de que obtuvieran un salario más favorable en la faena provocaba que fuera muy difícil encontrar a una criada cuando llegaba agosto. Según datos de 1915, sólola empresa Bevan y Compañía, situada a la entrada de la calle de Ayala, empleaba a 211 hombres y 344 mujeres en las labores de la vendeja.

Un marqués que dejó su huella

Los edificios que se ven al fondo a la derecha de la foto antigua se corresponden con los actuales de la calle Somera 9-11. Fueron promovidos en 1886 por Antonio Campos Garín y diseñados por Jerónimo Cuervo. Antonio Campos, marqués de Iznate, fue un destacado hombre de negocios del siglo XIX, conocido como constructor de manzanas en la plaza de la Merced y la calle Cister.

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