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"No hemos podido recuperar nada"

  • Vecinos de Carretera de Cádiz se vuelcan, a través de una colecta, con la familia rescatada in extremis del incendio que ha arrasado su vivienda

El salón, la zona más afectada y en la que pudo originarse el incendio.

El salón, la zona más afectada y en la que pudo originarse el incendio. / m. h.

La avenida de Velázquez asoma por un socavón desde la entrada de la vivienda, a la que se accede, con dificultad, por una puerta prácticamente carbonizada. En el interior del inmueble, situado en una primera planta de la calle Vistafranca, ya no se distingue, ni siquiera, el sofá de la mesa o el televisor. El salón fue arrasado por un incendio cuyas causas se siguen investigando y que consumió prácticamente en su totalidad el resto de las habitaciones. El matrimonio y tres de sus hijos -el cuarto pasaba la noche en casa de una sus abuelas- dormían cuando el fuego se desató la semana pasada. "Mi mujer se levantó a beber agua y se lo encontró de repente. Nos levantó a todos", explica José Antonio con la vista clavada en los escombros. La primera llamada la hizo a los bomberos, que no tardaron en llegar. Pero la espera se multiplicaba en cada segundo que pasaba.

Para entonces, la familia, con tres niños pequeños, de 3, 7 y 12 años, ya había renunciado a la posibilidad de abandonar el piso. Estaban atrapados. "No podíamos salir. Cerré la puerta del salón. Se escuchaba cómo iban reventando los cristales. Las llamas salían por fuera", describe el hombre. Parte del techo se había desprendido. El baño se erigía en el único refugio seguro, aunque por un escaso periodo de tiempo. "Mi mujer metió a los niños en la ducha y yo me puse a poner toallas mojadas en la puerta para que no entrara el humo. Apenas se podía respirar", relata José Antonio.

Uno de los afectados relata cómo fue el rescate y pide un alojamiento temporal

Solo una idea deambulaba por su cabeza: la de salvarse de un incendio que calcinaba su casa, esa en la que residían desde hacía 15 años y que todavía no habían terminado de pagar. Ahora necesitan un alojamiento temporal. Los vecinos han impulsado una colecta para recaudar comida, ropa y donativos. "Se están volcando", reconoce Loli, la madre de José Antonio, que vive en la misma calle. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, contactó el sábado por la noche con el matrimonio para interesarse por lo ocurrido.

Los gritos de fuego de una vecina sacaron de la cama a Loli de madrugada. "Me puse una batilla y fui corriendo hacia abajo. Las llamas salían que daba pánico. Decían que era en el primer piso y pensé: 'Ahí vive mi hijo'. No sé cómo no me caí redonda", se lamenta la mujer, que a cada rato se preguntaba: ¿"Por qué no los sacan ya?". Los bomberos no lo tenían fácil. El incendio estaba activo "con todas las materias combustibles ardiendo simultáneamente" y registraba una temperatura superior a 600 grados en el salón y la cocina, lo que les impedía adentrarse en el inmueble. Para poner a salvo a la familia, arrancaron la reja de la ventana para rescatarlos del baño, ya inundado de humo. El rescate fue in extremis. "Cogí a los niños y los fui sacando. Ellos tenían que salir primero, después lo hizo mi mujer, que se desmayó. Yo fui el último", recalca el afectado.

Todas sus pertenencias yacen ahora bajo los escombros. Se marcharon con lo puesto. Ese mismo día por la noche todos recibieron el alta médica en los distintos hospitales a los que tuvieron que ser trasladados por inhalación de humo. Los niños ingresaron además con signos de hipotermia por el contraste de temperaturas. "No hemos podido recuperar nada y lo poco que hay está quemado. Solo algo de ropa", se lamenta José Antonio, confiado, eso sí, en poder salvar unas fotos de sus hijos que almacenaba en su portátil.

Desde la compañía de seguros, de la que la familia espera que cubra los desperfectos, ya le han advertido que el proceso "será lento". El matrimonio y sus hijos duermen divididos entre la casa de las dos abuelas. Loli es la que se encarga de recibir las donaciones de los vecinos. "Han traído de todo, hasta una moto de juguete. Tengo cuartos llenos de bolsas con cosas que colocaré en cajas. Unos aportan 10 euros, otros 50", precisa la mujer, que destaca que su hijo, su nuera y sus nietos tienen ahora que "montar de nuevo una casa, empezar de nuevo", aunque lo principal "son ellos".

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