El precio de los alquileres frena la llegada de trabajadores a la Costa del Sol
Los policías nacionales y los sanitarios destinados en los municipios del litoral sufren especiales complicaciones
Sindicatos afirman que se trata de un asunto "cada vez más transversal" y con un "alcance creciente" tanto en el sector público como en el privado
Vacaciones en Málaga: la diversión tiene un precio
Olga Velasco es residente en la provincia de Cádiz y, tras encontrar una oportunidad laboral en Málaga como trabajadora social, no lo dudó y cambió su rumbo de vida. Pero desde que hace unos días desembarcara en tierras malagueñas no ha tenido más que problemas para encontrar una vivienda en la que instalarse, incluso a pesar de tener una red de familiares y conocidos que la están ayudando a buscar. Un proceso que ella misma califica como "una pesadilla". Y es que "todas" las ofertas con las que se topa son "excesivamente caras". "Según la zona te puedes encontrar un estudio hasta por 1.400 euros", asegura.
Su trabajo se desarrolla dentro de Málaga capital, por lo que preferiría instalarse aquí. Si bien ante la imposibilidad de encontrar nada que se ajuste a sus necesidades busca también en municipios cercanos como Benalmádena o Alhaurín de la Torre. Además, lamenta que durante este proceso se ha topado con propietarios que exigen condiciones como "sólo alquilar a chicas" sus habitaciones y, sobre todo, con quienes prefieren la rentabilidad del alquiler de temporada a hacerlo a trabajadores. Es por esto que tanto Velasco como su pareja, que se ha venido con ella a Málaga, se han visto abocados a dormir, primero, en el salón de una amiga y, varias jornadas después, en un apartamento turístico en el barrio de Capuchinos. Una opción que, reconoce, tampoco pueden prolongar demasiado tiempo por su alto coste.
Según el último informe realizado por la empresa de servicios inmobiliarios Solvia, entre enero y marzo de este año el precio medio del alquiler en la provincia se incrementó otro 2% respecto al trimestre anterior y un 7,7% en comparación interanual. La escalada suma y sigue. Y afecta ya a múltiples gremios, desde donde ven cómo esto se ha convertido en un freno para la llegada de nuevos trabajadores. Sindicatos consultados por este periódico tienen claro que se trata de un asunto "cada vez más transversal" y con un "alcance creciente", tanto en el sector público como en el privado.
Se aprecia, por ejemplo, en el sector sanitario. Lo relata a este periódico el delegado del Sindicato Médico en el Hospital Costa del Sol de Marbella, José Luis Prada, que asegura que desde que este centro se integró plenamente en el Servicio Andaluz de Salud (SAS), este fenómeno ha crecido exponencialmente. El motivo: que la bolsa de empleo que nutre al hospital ahora hace que lleguen demandantes de toda Andalucía, igualando lo sucedido en otros centros. De esta manera, Prada afirma que ya se han dado casos de facultativos que, una vez formalizada su contratación, se han visto obligados a dejar su puesto. La última, una médica de Urgencias este mismo año. Aunque el anterior le ocurrió lo mismo a cuatro enfermeras, que tuvieron que renunciar tras un tiempo hospedándose en alojamientos temporales.
También se han dado casos de auxiliares que realizaban cada día "un kilometraje inaceptable hasta desde pueblos de Jaén", incluyendo "cambios de turnos para doblar y evitar venir". Pero la lista de sanitarios no acaba ahí. Actualmente, dos celadores pernoctan en el aparcamiento: uno, en una furgoneta camperizada y el otro, en su propio coche. Lo que los obliga a "hacer vida" en el hospital. "El problema siempre afecta más a empleados de categorías más bajas, claro, pero va alcanzando mayor magnitud y mayores categorías. Está siendo progresivo. Hay poca oferta de alquiler a precios normales y encontrar piso en Marbella, con alquileres a 1.000 euros, se ha convertido en misión imposible".
La situación no difiere demasiado en el sector policial. Y es que cada año llegan destinados a la provincia policías nacionales que tras la publicación de las plazas libres optan por recalar aquí, encontrando un gran escollo en los elevados precios. De ahí que "muchos compañeros estén optando por compartir piso e incluso pensarse venir a Málaga", según denuncia el Sindicato Reformista de Policías (SRP). Esta situación, insisten, es especialmente acusada durante los meses de verano, cuando confluyen "las subidas de precios por los alquileres turísticos" y la llegada de estos profesionales, que se produce en este tiempo. Es por esto que desde SRP solicitan que "al igual que hace años" los efectivos "se incorporen en el mes de mayo, y no en julio y agosto, que es lo que ocurre últimamente, desde el Covid-19".
Un policía nacional, recuerda el sindicato, tiene un sueldo mensual que ronda los 2.000 euros, y el alquiler en verano en la Costa del Sol se eleva "alrededor de ese precio". Es por ello que "o eres de Málaga y tienes donde vivir desde antes, o tienes que buscar desplazarte a zonas del interior, siendo consciente que la vivienda se va a llevar más del 50% de tu sueldo". Durante la época estival hay municipios litorales que llegan a triplicar su población, lo que "hace necesaria la llegada de policías de refuerzo". Sin embargo, "la dificultad de encontrar alojamiento con las dietas que se pagan hoy en día, que son 48,92 euros y 28,21 euros para la comida de un día, hace inviable la existencia de un elevado número de peticionarios", lamentan.
La hostelería malagueña, también afectada
A los sanitarios y los policías nacionales se añade lo ocurrido con el personal que sirve en bares y restaurantes. Lo respalda el presidente de la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos), Javier Frutos. "Traer personal de fuera no deja de ser un hándicap", reconoce Frutos, que entiende que la solución al problema de la vivienda debe venir de un "trabajo conjunto de la administración y la iniciativa privada". Sin embargo, mientras eso llega a ocurrir, la situación es que el personal que quiere venir a la Costa del Sol lo tiene complicado.
"Evidentemente, afecta sobre todo en verano. En esta época esperamos casi llegar a los 120.000 empleos, que es el pico. Aunque sabemos que a algunos locales se les hace más complicado contratar. Es habitual que nos comuniquen que van a tener que trabajar menos o cerrar porque no tienen la plantilla apta para abrir todos los días". La mayor falta, según Frutos, se da en la mano de obra cualificada, una deficiencia que no deja de ser recurrente en el sector y que más allá de la parte empleadora en ocasiones se achaca a que las condiciones laborales no son todo lo atractivas que podrían ser; un plano en el que el presidente de Mahos ve una mejora, arrojando unas condiciones "más sólidas". Pero que, como en el resto de sectores mencionados, no logran alcanzar el mismo nivel que al que se ha situado la vivienda.
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