El 'reinado' de Paco de la Torre VI
Análisis
Francisco de la Torre venció en las municipales por sexta vez desde 2000, cuando accedió a la Alcaldía tras la marcha de Celia Villalobos
A sus 80 años, el hombre al que reprochaban su falta de carisma es ya una dinastía en sí mismo
Y Paco se convirtió en Juanma: el PP gana en todos los distritos de Málaga
De la Torre: "Lo primero que voy a hacer es trabajar en la candidatura de Málaga por la Expo"
Málaga/El 16 de agosto del año pasado, Francisco de la Torre llegó casi 30 minutos antes de la cita, incluso se adelantó al anfitrión. Algo insólito en el alcalde de Málaga. La puntualidad no brilla como su gran virtud en su afán por buscar la ubicuidad. El presidente de la Diputación ofrecía ese día una recepción con motivo de la Feria en el Centro Cultural de la Malagueta.
Enganchado al móvil con su inseparable pinganillo, aguardaba a Francisco Salado. "Un fallo en la agenda", justificó el regidor cuando le preguntamos por su presencia anticipada. Pero no era cierto. Después, en un pequeño corrillo con periodistas se interesó por lo que los informadores opinaban de Pablo Guede, el entonces entrenador del Málaga.
No es precisamente el fútbol su gran pasión. Una vez convocó personalmente por teléfono a los directores de los medios de comunicación. Apenas unas horas antes de la cita. Utilizó su sigilo habitual cuando quiere compartir algún gran asunto y que no trascienda. Por ejemplo, cuando adquirió los cuadernos Señoritas de Avignon de Picasso o para presentar el que luego resultó su proyecto más fallido de toda su era: el museo de las gemas. Aunque luego nació el brillante Polo Digital. Aquel miércoles de autos y sigilo desconocía que a la misma hora que él había fijado para la reunión se disputaba la final de la Champions con un equipo español en liza.
Así que comprobar aquel 16 de agosto que el político se interesaba por las tácticas del Málaga como si su futuro dependiera de un 5-3-2 o de un 4-3-3 debía esconder una razón de peso. Y no era otra que pretendía una esfuerzo económico superior de Diputación, que desde 2021 había comprometido cada año medio millón de euros de patrocinio para el equipo. Pero ahora el Ayuntamiento de Málaga quería más porque había decidido aportar 1,5 millones para fichajes de futbolistas.
Con esa inyección económica al Málaga no le quedaba otra que subir a Primera. Con la ciudad en pleno auge cultural, tecnológico y turístico, el equipo debía acompañar la ola desde la máxima competición. Además, curiosamente el campeonato deparó que la última jornada se disputase en casa y en el fin de semana de las elecciones municipales del pasado domingo.
Un ascenso y a votar con toda la euforia. Y De la Torre como director deportivo en la sombra. Una jugada perfecta en un mandato en el que casi tuvo que vivir de las rentas. En realidad, en estos cuatro últimos años no se ha notado avance importante en casi ningún proyecto, más allá de la apuesta por la candidatura de la Expo que se conocerá este mes.
Por cierto, el responsable del Ayuntamiento de Málaga es capaz de sentarse en una comida con el presidente de un banco y entregarle un gran sobre con membrete oficial para pedir un respaldo económico para la muestra internacional. O insistir durante años con los máximos dirigentes de la Caixa y pese a las reiteradas negativas, arrancarle finalmente a Isidro Fainé el acuerdo para construir un CaixaForum en la capital. Si Sevilla disfrutaba de esa instalación, Málaga no podía ser menos. El detalle de que la infraestructura malagueña disponga de unos metros cuadrados más de superficie que la otra andaluza no se sabe si se incluyó en las negociaciones.
Una de las virtudes del alcalde es la persistencia. Capaz de rendir a propios y extraños por agotamiento. En 2011, meses después de proclamar que sería un "alcalde 25 horas" se presentó al Senado. Justificó su decisión de compatibilizar los dos cargos en la necesidad de luchar por el "municipalismo". Ninguna referencia a la diferencia de sueldo como Su Señoría respecto al de la Alcaldía. Tres años después rectificó y renunció al acta en la Cámara Alta.
Un patinazo, porque cuajó la sensación de que Málaga ya no era su objetivo prioritario. Él justificó la marcha atrás porque ya había cumplido la misión de estar cerca del Gobierno para tratar temas de la ciudad. Y esa parte del argumentario nadie se la puede discutir, como dan fe los ministros a los que literalmente asaltó en Madrid esos tres años.
Pero la política propone y el balón dispone. El alcalde se ha pasado toda la temporada transmitiendo los partidos por Twitter. Cuando las cosas iban mal quería que rodaran cabezas para enderezar el rumbo. Se tranquilizó cuando Pepe Mel sustituyó a Guede. Pero el final de la historia ya es conocido. El Málaga alcanzó la Primera, pero la de la Federación. 1,5 millones de euros para bajar. La próxima campaña ya no habrá dinero municipal para comprar jugadores. "El fútbol depende de muchos factores y no soy especialista", admitía en una entrevista en este periódico una semana antes de las votaciones. Ha aprendido la lección.
El candidato del PP no capitalizó la subida de categoría pero tampoco le penalizó el descenso a los infiernos futbolísticos del equipo. El 28 de mayo obtuvo la mayoría absoluta con 17 concejales y más de 117.000 votos, un 49% de los emitidos. No ha sido su mejor resultado. En 2011 acaparó 19 de los 31 ediles en juego con un 54,7% del sufragio. Aunque Celia Villalobos en 1999 llegó al 56,7% de las papeletas. Y en democracia, el que conserva aún el récord es el socialista Pedro Aparicio quien hace ahora veinte años alcanzó los 21 concejales de la Corporación tras arrasar con el 63,3% del censo escrutado.
Proyectos personalistas
El ejemplo del fútbol es paradigmático del comportamiento del alcalde. Siempre con las luces largas a diferencia de la mayoría de los dirigentes políticos y con proyectos a lo grande. El último, el discutido Plan Litoral, casi 400 millones, que incluso considera más importante que el tren a Marbella y Estepona. Y siempre barajando otras iniciativas alternativas por si falla la primera opción.
Pero con un personalismo que para lo bueno y lo malo imprime el sello de su gestión. Confía en muy pocas personas y no delega para actuaciones importantes. Rara vez se apea de una decisión porque alguien la haga variar de criterio. Siempre ha insistido en que La Trinidad debe albergar un museo arqueológico. Al final la historia de Málaga acabó en La Aduana. Ahora la Junta plantea en ese espacio un edificio multidisciplinar para 2026. Pero de la Torre ya avisó de que en el convento quiere piezas arqueológicas aunque tengan que traérselas del museo británico. Y él nunca cede, aunque por estrategia haga creer lo contrario.
La pasión por los ancestros se verá cómo cristaliza con la preservación del yacimiento romano en el solar del cine Astoria y el nuevo concurso para erigir un edificio de cuatro plantas. Un segundo intento tras el frustrado Museo de los Museos que la penúltima crisis económica destinó al olvido. La idea de, entre otros, el ex director del CAC Fernando Francés y Carmen Giménez, la primera directora del Picasso, para levantar una pinacoteca en la que cada planta pudiera acoger una extensión de los mejores centros culturales del mundo. Con el sello arquitectónico de un profesional japonés o norteamericano con el premio Pritzker en su salón. Y no sólo porque en 2010 ganarán el galardón Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa.
En 2012, otro arquitecto, pero malagueño, José Seguí ganó el concurso convocado por la Fundación Ciedes, donde están presentes todas las instituciones, para encauzar y urbanizar el río Guadalmedina. El proyecto quedó varado desde el primer momento. No era el resultado que deseaba el regidor. Aunque el alcalde es ingeniero Agrónomo ejerce como si fuera de Caminos. De ahí su pasión por las tuneladoras y el rechazo a que el Metro discurriera en superficie por el centro o al Civil, aunque a la gran manifestación de rechazo acudieran 140 personas. Ajardinar el Guadalmedina no era lo que deseaba.
Seguí impulsa ahora la torre del puerto. De la Torre la respalda, pero durante la campaña se ha cuidado en advertir de que se trata de una iniciativa de la Autoridad Portuaria que será la que cobre a los cataríes el millonario canon previsto. En el aire se halla el auditorio en el recinto portuario, si Málaga consigue la Expo internacional será una buena oportunidad para materializarlo.
Hace tres años encargó al también malagueño Ángel Asenjo la transformación del Muelle Heredia para levantar en terreno portuario una City empresarial con edificios de hasta 18 plantas. Al presidente del puerto, Carlos Rubio, no le hizo gracia la invasión urbanística. Pero la partida ha comenzado y no es difícil adivinar quién se ha quedado el comodín.
El alcalde está obsesionado con conseguir más suelo para oficinas y que como Google y Vodafone, las nuevas empresas de referencia se instalen en la capital y no en el Andalucía TechPark, una burbuja que escapa a su control y con una ampliación pendiente que no arranca desde año y medio gracias a la Gerencia de Urbanismo, la entidad municipal más criticada por todos los sectores afectados.
De ahí que De la Torre defendiera sin pudor la peregrina teoría de que construir varias torres en los terrenos de Repsol supondría una gran operación medioambiental. En su imaginario, los trabajadores vivirían (y trabajarían) en esa nueva urbanización y con el combustible que se ahorraría en el desplazamiento de coches a Campanillas, la sede del citado PTA, se compensaría las emisiones de CO2.
Torres en Repsol
Ha defendido la construcción de los edificios como una operación 'verde'
Una ocurrencia que casi nadie se atrevió a replicar, como cuando decidió realizar la demostración empírica con cronómetro para demostrar que gastaba 11 litros para ducharse. La salida por la que se decantó en una de las pocas crisis que ha necesitado sortear durante los más de 22 años de gobierno. En 2014 subió las tarifas del agua y recibió una fuerte contestación. Con la moda de la IA, ahora propone duchas inteligentes, al menos en la playa.
En ese equilibrio por evitar molestar a un sector que pueda pasarle factura después se mueve con regularidad. Entre los residentes y los hosteleros con las terrazas del centro. Sentencia por el ruido al margen. Entre los propietarios y las comunidades de vecinos ahora con los pisos turísticos. Siempre que hay dos contendientes de cierta relevancia intenta contentar a ambos y si hay un resquicio pasarle la responsabilidad a una Administración de rango superior.
Con el precio de la vivienda disparada y una política que ha favorecido la apuesta por las grandes urbanizaciones de lujo, ha terminado por explicar que todo se debe a un problema de formación que provoca que los malagueños dispongan de sueldos menos competitivos que los profesionales que llegan. Y para eso él viene reclamando que el Ayuntamiento de Málaga debería ejercer las competencias en Educación.
Sonados aunque con cierta sordina han sido sus desencuentros con la Universidad de Málaga y con sus últimos rectores. Solicitaba a la institución académica un esfuerzo para fichar profesores internacionales de reconocido talento para que sirvieran de enganche. Fracasado en su objetivo impulsó la llegada a la ciudad de universidades privadas, incluso antes de que consigan el reconocimiento de la Junta para operar en Andalucía.
El alcalde perpetuo
Sin ataque de los indios cheyennes y sin que el mayor general Custer merezca la comparación, con un sexto mandato a los 80 años y sin descartar con la boca pequeña que tenga que ser el último, una pregunta que lleva contestando tres lustros, pareciera que De la Torre quiere emular la película de Raoul Walsh Murieron con las botas puestas. Aunque aquí el único Little Bighorn lo han sufrido sus oponentes: Marisa Bustinduy, María Gámez y Dani Pérez, todos por partida doble.
Pero la sensación es incierta. El entorno del hoy coordinador del PP nacional, Elías Bendodo, contó a este periódico que fue el propio De la Torre el que a mitad del mandato 2015-2019 tomó la iniciativa para dejar la Alcaldía y realizar un traspaso de poderes ordenado al entonces presidente de Diputación. Eso sí, entendía que su trayectoria merecía un reconocimiento del partido. Pretendía un cargo que le compensara. El PP le ofreció la dirección del Instituto Cervantes en París, de ahí la reunión en Málaga en julio de 2017 que se pretendía el estreno en el nuevo puesto del alcalde. El regidor no aceptó pero se lució ante la Reina Letizia al citar de memoria las 58 ciudades del mundo sede los Cervantes, para asombro de los asistentes.
También se negoció un puesto como consejero de Estado, pero el vacante no era vitalicio. Finalmente, se produjo la fumata blanca con el ofrecimiento de Defensor del Pueblo, tras la marcha de Soledad Becerril en junio de 2017. La moción de censura contra Rajoy desbarató los planes. De ahí que ese mes, la hoy presidenta del PP y entonces secretaria provincial, Patricia Navarro, saliera a la palestra para anunciar que la candidatura de Bendodo para la Alcaldía de Málaga en 2019 era "incuestionable".
En su momento, este periódico ofreció al alcalde la posibilidad de puntualizar alguno de los extremos de esta versión, pero no recibió respuesta. Lo cierto es que De la Torre tomó de nuevo las riendas de su destino y dejó a los pies de los caballos a la cúpula de partido. La ventaja de ser el mejor Jockey para la carrera municipal. Y de ninguna manera quería dejar su legado en manos de Bendodo, convencido de que sería el canto del cisne.
De ahí que negociara con el alcalde de Estepona, José María García Urbano, para que fuese su número dos y sucesor. La lista del PP del Ayuntamiento de Málaga dependía de la dirección nacional del partido, de Pablo Casado. Por eso el alcalde acudió al secretario general de entonces, Teodoro García Egea, para eludir a Juanma Moreno y al citado Bendodo. Pero el casadista García Egea trataba de llevarse bien con los andaluces y alertó ambos de la maniobra.
Los fieles y los independientes
Patricia Navarro ha sido la encargada de negociar las listas en esta última ocasión. Pudo exhibir como triunfo a Elisa Pérez de Siles como número 2, la esperanza del partido, y a cambio el alcalde colocó a su puñado de independientes. Al frente del Ayuntamiento se comporta como un monarca absolutista y prefiere técnicos a políticos con los que poder discutir con datos. Pero su tino con los fichajes es similar al del Málaga.
Cada cuatro años hace una ronda de llamadas para encontrar savia nueva porque la mayoría de las incorporaciones o se van o no lo valen. Quienes han tenido la ocasión de discutir las candidaturas con él, a veces en su casa, otras en el partido e incluso con nombres en los papelitos, narran la dificultad para retrasarle alguno de los puestos.
119 días le duró en el cargo el juez Bernardo Pinazo, la incorporación estrella del alcalde para la candidatura de 2003. Le colocó en Medio Ambiente. Pinazo se marchó con cajas destempladas acusando al alcalde de dudar de su profesionalidad y de no dejarle trabajar.
Como sustituta para la parcela, que entonces incluía la empresa de limpieza, entró Purificación Pineda, una licenciada en Filosofía y Letras. Algunos negociadores de las candidaturas siempre se sorprendían con la aparición de imprevistos nombres que les eran totalmente desconocidos y pensaban que al alcalde se los sugerían desde su entorno familiar.
Y más problemático si alguien osa cuestionar la prelación de algunos de sus fieles. Por ejemplo Teresa Porras, la única concejal que actúa con libertad absoluta en el gobierno municipal. Envuelta en todo tipo de polémicas, lo más fuerte que ha dicho el alcalde sobre ella ha sido: "La señora Porras, a veces, en su forma de hablar es un poco brusca". La concejal del distrito independiente de Cruz de Humilladero donde nieva en Navidad y los Reyes viajan en camello. Y no pierde ni con el SARE.
En esa entrevista en el convulso 2014, el alcalde se refería a otra de sus debilidades, y no porque le untara la espalda con crema antes de cada travesía a nado en el puerto: Manuel Díaz Guirado. El ex concejal de Urbanismo renunció a ir en la lista en 2011 tras verse envuelto en el llamado caso piscinas, que finalmente quedó en nada. Le había comprado un vehículo al concesionario de una piscina que le había adjudicado su propia área. "No estuvo acertado, había miles de vendedores. Pero de ahí a pensar que estuviesen conectadas las cosas, en absoluto", dijo De la Torre sobre el concejal en en la citada entrevista.
Como había prometido en 2011, De la Torre rescató a Díaz Guirado en 2019. Lo nombró gerente de la Sociedad Municipal de Aparcamientos. Y también terminó como investigado por las obras del estacionamiento de Pío Baroja. El PSOE aseguró en un pleno que disponía de un topo en el gobierno municipal que le facilitaba información del caso y de la última lista del PP salió Raúl López, también concejal de Urbanismo.
El gran área que se ha convertido en un quebradero de cabeza y que De la Torre, desde su etapa como responsable directo de la misma en 1995, siempre ha esquivado. Incluso ensayó con una doble responsabilidad con el citado López y Diego Maldonado como coordinador general. En el verano de 2013, este último dimitió por "un trastorno de la voz". Ahora el partido trabaja en una idea y habrá que esperar si es la misma del jefe del gobierno local.
Consumidos todos los delfines, desde Joaquín Ramírez a Elías Bendodo, De la Torre cumplirá en 2025 sus bodas de plata en el Ayuntamiento de Málaga. El político al que reprochaban su falta de carisma tras el huracán Villalobos se ha puesto la chupa de motero, montado en bici de carreras, y saludado hasta el último ajedrecista de la peña de un barrio. No olvida una felicitación. En persona o por carta, la relación epistolar que le encanta y que cultiva a destajo con las otras administraciones. Ni rehúye nunca de su presencia en los malos momentos. Incluidos los cementerios. Una fórmula de cercanía imbatible.
Exquisito en las formas pero implacable con sus rivales. Los internos y los de fuera, como buen conocedor de lo que se necesita para sobrevivir en la política. Capaz de soltar un exabrupto por teléfono si algún asunto le saca de sus casillas y oficiar un matrimonio de forma venerable, minutos después, en la Casona del Parque, edificio que a este paso se le entregará en propiedad.
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