Málaga es habitualmente un destino más que apetecible para los turistas españoles para pasar unos días de puente. Y si, como se prevé, el tiempo va a ser soleado, miel sobre hojuelas. El sector turístico local espera que el puente de la Constitución arroje una ocupación hotelera del 75 por ciento, un soplo de aire fresco para la rentabilidad de los establecimientos toda vez que, en invierno, más de la mitad de las habitaciones de los hoteles suelen estar vacías. La ocupación media entre noviembre y febrero rara vez supera el 40 ó el 45 por ciento.

"Todo lo que sea un extra nos viene muy bien aunque, de todas formas, un puente son apenas tres días y tampoco nos va a solucionar gran cosa", afirma Salvador Vilches, presidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos).

Pedro García, presidente de la Asociación de Agencias de Viaje de la Costa del Sol (Aedav), también se muestra optimista. "Vamos a tener cerca de un 80 por ciento de ocupación, una cantidad ligeramente inferior a la de años anteriores pero con la que estamos satisfechos".

El empuje turístico en el puente lo darán, lógicamente, los españoles, que representarán el 70 por ciento de los viajeros. "En el mercado internacional no suelen tener repercusión y es como cualquier otro día", dice García.

En el polo opuesto están los malagueños que aprovecharán los días festivos para salir. Las casas rurales y destinos europeos como Amsterdam, Praga o Bruselas -más baratos que los tradicionales Londres, París o Roma- son los protagonistas.