La calle que se asentó sobre un extenso arenal
Málaga ayer y hoy
Calle Tomás Heredia Los aportes de tierra de las frecuentes inundaciones del río Guadalmedina permitieron el alejamiento de la playa y el trazado de una nueva zona de la ciudad

La calle Tomás Heredia se empezó a formar a finales del siglo XVIII, cuando se constituyó el paseo de la Alameda sobre el arenal existente delante de Puerta del Mar. Los aportes de tierra de las cada vez más frecuentes inundaciones del río Guadalmedina facilitaron la extensión de ese arenal y el alejamiento de la playa, que se retiró dejando un espacio vacío relacionado con el funcionamiento del puerto. La plantación de árboles y el trazado del paseo vinieron acompañados de la delimitación de solares urbanizables y con el trazado de nuevas calles perpendiculares a la Alameda naciente.
La existencia de un baluarte denominado castillo de San Lorenzo, cuyos restos fueron localizados recientemente con las obras del Metro, cerraba la Alameda y fijaba el límite en torno al cual empezó a nacer esta calle, en cuyo arranque desde la Alameda (en el espacio donde ahora se levanta la iglesia de Stella Maris) se ubicaba el extremo de dicho castillo. La demolición del mismo después de la Guerra de la Independencia permitió prolongar la Alameda hasta el río y ampliar la zona urbanizada en dirección a la Alameda de los Tristes, hoy de Colón.
Así es como, según el historiadr Víctor Heredia, a partir de mediados del siglo XIX la calle comenzó a adquirir sus actuales dimensiones en longitud y anchura, con un trazado en paralelo con la Alameda de Carlos Haes, actual calle Córdoba, que quedaba más hacia el este. En este lugar se produjo allá por 1903 unos ejercicios prácticos del Cuerpo de Bomberos, que desplegaron sus modestos medios, como las escalas de las que disponían, ante un público expectante ante las demostraciones de las habilidades de estos profesionales. Apenas cuatro años antes se había aprobado su nuevo uniforme.
La primera brigada de zapadores bomberos se había creado en la ciudad en 1835, "con la dedicación exclusiva a la extinción de incendios pero dependiendo de la Milicia Nacional", aseguró Heredia. En los años siguientes se estableció un cuerpo privatizado que funcionaba para la Sociedad de Seguros Mutuos contra incendios en edificios. No fue hasta 1869 cuando se organizó un primer cuerpo de bomberos municipal, que en 1899 fue sometido a una profunda reorganización. Entonces solo contaba con veinte miembros fijos, ampliados a 40 en 1902. En esos años obtuvo el título de real, por concesión del rey Alfonso XIII en 1906, se establecieron los retenes nocturnos y se fue dotando de sus primeros vehículos motorizados.
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