La triste pero necesaria vida de un pollo en Málaga
Empresas La firma factura 185 millones de euros al año
La firma Uvesa, propietaria desde 2001 de los antiguos activos de Menogal, produce entre 10 y 12 millones de aves al año que vende por toda Andalucía




Estamos tan acostumbrados a ver las bandejas de pollo fileteado o en pechuga en las neveras de los supermercados que parece que han llegado allí casi por arte de magia. Sin trabajo ni sacrificio previo. Pero nada más lejos de la realidad. El proceso es largo, complejo y en él trabajan un buen número de personas. Un ejemplo es el de la empresa Uvesa, una firma nacional que factura 185 millones de euros al año y que tiene uno de sus principales mataderos en Málaga.
Miguel Gómez, director de Uvesa en Andalucía, explica que esta compañía navarra se asentó en Málaga en 2001 cuando adquirió mediante subasta pública los activos de la extinta fábrica de Menogal, en Mercamálaga. Tras invertir 9 millones de euros desde aquel año hasta ahora en la adquisición de maquinaria y en la modernización de las instalaciones, Uvesa se ha hecho con una cuota de mercado del 9% en la comunidad autónoma andaluza con la producción de 12 millones de pollos y 22.000 toneladas de carne al año. Gómez subraya que, con la crisis, la fábrica está al 85% de su capacidad por lo que prevén cerrar el presente ejercicio con el tratamiento de diez millones de pollos y unas ventas en torno a 30 millones de euros.
El pollo de Uvesa, que venden en las principales cadenas de distribución como Carrefour, El Corte Inglés, MAS o Alcampo, explica Gómez, "nace en granjas reproductoras que tenemos en Puente Genil (Córdoba). Esas crías posteriormente se ceban en granjas repartidas por distintos puntos de Andalucía y luego se traen a Málaga al matadero".
En la fábrica malagueña trabajan actualmente sesenta trabajadores fijos, cien subcontratados y 150 indirectos y, aunque el pollo es un alimento casi de primera necesidad, el directivo de la cadena en Andalucía apunta que la crisis también les está afectando. "Desde el año 2002 hasta 2008 hemos aumentando nuestras ventas a razón de un 25% anual y para 2009 esperamos que caigan un 3%, por lo que podríamos estar hablando de un descenso del 28% este año", explica Gómez, quien afirma que, además, el margen de beneficio es menor porque, con la crisis, "los clientes están prefiriendo comprar el pollo entero, que sale más barato, que fileteado o en otras referencias más caras".
Pasear por las instalaciones de la fábrica es, cuanto menos, curioso. Ataviado con el habitual gorro de plástico para evitar la caída de cabello, bata y cubre zapatos se pueden apreciar varias fases en el proceso de producción. Los pollos se matan mediante el proceso de guillotina y los cuerpos, ya sin cabeza, pasan a una máquina en la que, progresivamente, se le quita el plumaje, se trocea y hasta se embarqueta en filetes u otras formas. Todo con la supervisión y el trabajo de los operarios. "Del pollo también se aprovecha todo", afirma Miguel Ángel Díaz, veterinario de la fábrica y uno de los responsables del control de calidad, pues el pellejo y otros restos son comercializados a otras empresas para la realización de pienso.
Una vez embarquetado, una máquina pesa cada bandeja y directamente se etiqueta con el precio que haya marcado la cadena de distribución, por lo que va desde la planta hasta el supermercado con el precio ya fijado. Cada cadena tiene su precio, por lo que es curioso que, siendo el mismo pollo, cueste distinto en función del súper en el que se venda. Uvesa prevé invertir en los dos próximos años otros 1,5 millones de euros en seguir modernizando las instalaciones. En Andalucía se comen 2,2 millones de pollos a la semana por lo que ya pueden imaginar el trabajo que conlleva para llegar en perfectas condiciones hasta los supermercados.
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