El sueño itinerante del Málaga sigue en marcha y hace parada en Lugo (14:00 horas). Los blanquiazules, a fuerza de querer creer, se han convencido de que la salvación es posible tras alimentarse de tres triunfos en cuatro jornadas. En el Anxo Carro espera el colista, ya en Primera Federación aunque le sujete un hilo matemático. La estadística hace mucho que le dio la espalda a un conjunto que había obrado no pocos milagros en Segunda en los últimos años. Allí estarán alrededor de 500 malaguistas que se han recorrido media España para ofrecer su aliento.

No le vale al Málaga otra cosa que ganar para seguir metiendo miedo a los rivales que están justo por encima en la clasificación. Al que más cerca ve es al Racing de Santander, donde José Alberto se queja amargamente de los arbitrajes sufridos. Pero hay más equipos que no terminan de cerrar expediente y se exponen a que les recorten sin rebasar la frontera de los 50 puntos.

De cualquier modo, los de Pellicer están obligados a marcar su propio ritmo, casi sin margen de error. Los dos últimos triunfos han reforzado la idea que nació en Las Palmas casi por necesidad. La expedición se marchó el viernes a Galicia, con tiempo para pensar en fútbol y en doblegar a un rival que no está regalando los partidos ni mucho menos, especialmente en el Anxo Carro.

Íñigo Vélez suele jugar con tres centrales y carrileros también. Habrá que ver si Pellicer pone ambos modelos frente al espejo y da un nuevo toque a su Málaga para tratar de sorprender a los lucenses. No es lo que dice el manual cuando se cosechan victorias, que recomendaría mantener el 5-3-2. Desde lugo, viene repitiendo hasta el once, si bien Ramalho podría regresar después de las dudas que arrojaron Burgos y Escassi en momentos puntuales del partido contra el Cartagena.

Otra duda es el estado físico de Pablo Chavarría. Ha estado entrenándose varios días con normalidad. Su labor es básica para este Málaga, sin él, las opciones de triunfo menguan.