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Entrevista a David Larrubia: "Mi sueño era jugar en el Málaga y no quiero despertar"

David Larrubia, en la entrevista con Málaga Hoy.

David Larrubia, en la entrevista con Málaga Hoy. / Carlos Guerrero

David Larrubia Romano (2002) pasea por su barrio con naturalidad, como un chico cualquiera, ajeno al peso que es cargar con el 10 del Málaga a la espalda. Para un malaguista de cuna, al contrario es un plus para la superación. Ya no es un niño pidiendo paso, es futbolista ganándose el pan y escribiendo al día las páginas de un sueño que su padre lleva tatuado. Todo sin perder la frescura y el desparpajo que vienen de fábrica. Atendió a Málaga Hoy para mostrar no sólo quién ha sido, sino quién es y, especialmente, quién quiere ser.

-¿Cómo es ahora un paseo por el barrio, le para más la gente?

-Me suelen parar más los niños con los padres, pero sí, me suelen parar, aunque últimamente estoy más en casa que otra cosa.

-¿Nota el cambio de popularidad entre ser una promesa y un jugador del primer equipo?

-Aquí me siguen viendo como el chaval del barrio que ahora juega en el Málaga, nada fuera de lo normal.

-Le suelen preguntar la experiencia de salir fuera, sin embargo, ¿cómo es la de regresar?

-Justo lo que estábamos pensando todos con la cesión, el objetivo que era. Y se ha cumplido. Estoy cogiendo galones en el equipo y me siento importante ahora mismo. Muy, muy contento.

-¿Le ha costado probar la independencia y volver a casa de sus padres?

-Se nota la diferencia. Ya mis padres saben que en nada estoy otra vez fuera. Me voy a mi propia casa. Estoy muy agradecido al Mérida por todo lo que viví y aprendí allí en lo futbolístico y lo personal.

-¿Le cogieron cariño allí en poco tiempo?

-Desde el primer momento, y yo también me dejé querer por la afición. Hice buenos partidos y la gente y los niños se engancharon mucho a mí y yo también tenía muchos detalles con ellos. Al final fue una comunión.

–¿Ha percibido cambios en el Málaga en un año?

–Yo la verdad es que los dos años que estuve en el primer equipo fueron con Pellicer y la gestión de grupo es muy similar. Este año incluso creo que el equipo está más unido, no hay egos y vamos todos a una. Creo que se está notando.

-¿Cómo se está viendo?

-Obviamente puedo dar más. Pero creo que estoy cogiendo ritmo, compitiendo bien, haciendo buenos partidos. Me falta la toma de decisión en campo contrario y mejorar la finalización, que he fallado tres o cuatro ocasiones muy claras en estos partidos. Espero q gol vengan más seguidos.

-¿Le obsesiona el gol?

-No, justo el otro día hablaba de eso con Robe. Él lleva no sé cuántos partidos sin marcar y está tranquilo y es lo que me transmite a mí. Cuando fallo una ocasión es verdad que le doy muchas vueltas, como la de Antequera, que estaba solo y la fallé. Pero intento que venga solo y no preocuparme.

-¿Qué le pasó por la cabeza después de la que tuvo ante el Córdoba?

-Es que fue como la de Haitam... pero tuve la mala suerte de darle en la pierna del defensa y no pude marcar. Frustración, uf, porque yo creo que si llego a meter ese gol el partido hubiera cambiado porque era minuto 60 o algo más. Habríamos sido capaces de darle la vuelta. Tuvimos que esperar hasta el minuto 80 y pico.

-Pero se le notan en el campo esas ganas de marcar. ¿Tan importante es para usted romper esa barrera?

-Sí, porque ahora se mueve todo por estadísticas. Un extremo si no mete goles, pues no está bien valorado. Pero bueno, yo creo que el trabajo que estoy haciendo y lo que aporto al equipo al margen de los goles está sirviendo mucho y Pellicer me lo dice.

-¿Esperaba jugar tantos partidos de inicio?

-Venía con esa ilusión y esas ganas. No me lo esperaba desde el principio, pero me lo empecé a ganar desde pretemporada después de la lesión, lo hice bien en los partidos que jugué. Pellicer siempre me ha dado confianza y me dijo que estuviera tranquilo que mi momento iba a llegar y por el momento estoy muy contento.

-¿Tienen una relación más estrecha?

-Pellicer es muy cercano con todos los jugadores y siempre está ahí para cuando lo necesitemos. Si me tiene que decir algo que no le gusta, me lo dice y yo lo acepto sin problema.

-¿En qué le insiste más?

-El miércoles me dijo, porque tenía unas molestias en el gemelo: ‘Mañana espero que estés bien, que vamos a ensayar finalización y te hace falta’. Es lo que más tengo que mejorar ahora mismo.

-Hablamos de carencias, pero ¿con qué está más satisfecho?

-Lo que no se me puede reprochar nada ahora mismo es el tema del esfuerzo, sacrificio y dejarlo todo en el campo por esta camiseta. Luego mis cualidades futbolísticas todo el mundo las conoce. Creo que luego le aporto fluidez al juego del equipo, genero ocasiones y espacios para mis compañeros. Entenderme con Dioni en el campo. Creo que lo estoy haciendo bien.

-¿Qué importancia tiene Dioni?

-Mucha. Nos aporta mucho en tareas de creación, baja mucho a recibir, que le gusta mucho. Al principio me costaba entenderme con él porque los dos queríamos el mismo espacio, recibir al pie y poco a poco nos vamos entendiendo mejor. Dioni todo el mundo sabe las cualidades que tiene. No sé cuántos tiros habrá hecho en liga, pero el 90% de los que ha tenido han sido gol o han ido a puerta. Es muy importante para nosotros.

-Un caso similar al suyo es el de Kevin, que también tuvo una mili fuera. ¿Cómo lo está viendo?

-¡A Kevin es que yo lo siempre igual! Le importa una m… lo de fuera, todo. Kevin luego es el de siempre, su desparpajo, su atrevimiento… nos da mucho. Sabemos que nunca se va a esconder y siempre va a estar ahí.

-¿Y esa celebración conjunta?

-La teníamos pensada desde hacía varias semanas, pero como ninguno de los dos marcaba pues tuvimos que espera hasta el gol de Antequera. La idea surgió por un vídeo que vimos y nos gustó.

-Cuando uno se puede permitir esas celebraciones es que las cosas van bien.

-Hay un clima en el vestuario… A ver, yo he estado en pocos, pero creo que es el mejor en el que he estado. Nos llevamos bien y no hay malos rollos, eso se nota.

-¿Para un malaguista como usted cómo es la relación con La Rosaleda?

-Es que hace no tantos años estaba yo ahí en la grada animando al equipo. El malaguismo nunca va a morir, eso se sabe. Los que son nuevos están sorprendidos y siguen sorprendiéndose en cada partido. Yo estoy algo más acostumbrado pero ellos están flipando cada día.

-Los jugadores hasta preguntan cómo va la venta de entradas.

-Sí, sí, siempre queremos saberlo y hasta intentamos adivinar cuántos van a venir. Hemos hecho alguna porra alguna vez. La gente se está enganchando con nosotros cada vez más y nosotros encantados.

-¿Ve muchas camisetas con su nombre en las gradas?

-No sé, yo he visto unas pocas.

-¿Cómo lo está viviendo su padre?

-Imagínese, un sueño como yo. Nada más que tiene dos tatuajes. Uno es por mí y el otro el escudo del Málaga. Lo que estamos viviendo mi familia y yo… Con el tema del fútbol siempre ha sido exigente conmigo y si ve que no pego una carrera me lo dice. Ve los partidos detrás de nuestro banquillo. ¿Si lo escucho? En el campo prefiero evadirme de todo lo de fuera.

-En su día disputó un Mundial sub 17.

-El que está disputando Izan ahora si no me equivoco. Coincidí con muchos jugadores que ahora están en la élite como Pedri o Yeremi. Tengo muy buenos recuerdos de ese Mundial. Sólo jugué dos partidos. El primero porque se lesionó el capitán, que era Germán. Y el primer balón que toque fue gol y ese el mejor recuerdo que me llevé.

-¿Echa de menos la selección?

-Sí, bueno, son etapas. Si destacas un poco en categorías inferiores te suelen llamar. Son momentos en los que estás representando a un país y se puede echar un poco de menos, pero es normal.

-¿Tiene contacto con aquella generación?

-Con alguno si mantengo más el contacto.

-Se llevaba muy bien con Pedri, ¿mantienen ese contacto?

-Ya no, ya me ha olvidado [risas]. Le escribí cuando estaba en Las Palmas en el primer equipo y ya poco más. Cada persona es un mundo y ahora él está donde está.

-¿Y qué le parece Izan Merino?

-Izan es un jugador súper completo. Puede jugar de central, de pivote, de interior. Entrena cada día a full y no deja ni un esfuerzo. Cuando vuelva podrá ayudarnos bastante.

-¿Pide consejo?

-A mí no me los pide [risas]. Sí es verdad que los veteranos siempre están muy pendientes y nos dan consejo. Nelson Monte es un tipo que nunca suele hablar, está siempre a su bola, pero cuando habla siempre te dice cosas con sentido.

-Sin sentido la parada de Alfonso Herrero ante el Córdoba.

-Era el 0-2, estábamos muertos. Estamos muy bien cubiertos en esa posición con los dos porteros que tenemos. Alfonso es un porterazo y lo está demostrando cada día. Si no fuera por él, a lo mejor no seríamos el equipo menos batido de la liga.

-Acaba contrato, su intención es la de seguir y el club ya le ha contactado.

-Sí, ha habido conversaciones con mis agentes, yo intento estar centrado en los partidos, en el fútbol, pero mi sueño siempre ha sido jugar en el Málaga, lo estoy cumpliendo y no quiero despertar de este sueño.

-¿Qué tal la relación con el director deportivo?

-A Loren Juarros siempre lo veo en los entrenamientos, está muy cerca de nosotros, pero deja su espacio al vestuario. A mí siempre me dice lo que puedo mejorar y el trato es muy bueno.

-Está de vuelta Haitam, otro de aquel Juvenil A con Roberto y Loren Zúñiga.

-Haitam sabe que tiene que estar tranquilo. Como jugador es especial, lo que tiene Haitam no lo tiene cualquier jugador. Tiene que saber los tiempos de la lesión. Cuando acabó el partido estaba reventado. En cuanto esté bien nos a va a aportar muchísimas cosas y es un extremo primordial para el equipo.

-¿Lo ve como competencia?

-Puede ser, pero más que como competencia lo veo como un compañero y un buen amigo.

-También son compatibles, ya han jugado antes a la vez. ¿Cuál es el que se tiene que ir a la izquierda?

-Él, mejor él, que es más encarador y de uno contra uno [risas]. Mejor él por fuera que yo.

-¿No le sorprende que Loren Zúñiga no termine de romper con el gol que tuvo siempre?

-Es que es un caso difícil de explicar porque Loren en los entrenamientos es un monstruo. Va a todas, mete goles, se hincha de correr. Y el míster lo sabe y confía mucho en él. Igual el bloqueo de no meter en La Rosaleda le atosiga un poco. No lo sé, no he hablado con él. Es complicado cuando para un chaval de 20 o así escuchar ese runrún de la grada.

-Y a Roberto le sale casi todo.

-Está de dulce. Robe no para, no para de correr, de trabajar, y obtiene la recompensa. Puede llegar donde él quiera. Tiene unas cualidades físicas y futbolísticas que cualquier delantero querría tener.

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