Gustavo Blanco sumó ante el Alcorcón otro buen partido en el primer encuentro de Víctor Sánchez del Amo. Ya ha demostrado durante el tercer periplo en el banquillo de Juan Ramón Muñiz de qué es capaz el delantero argentino, que sumó hasta ese momento ocho goles y cinco asistencias. En el primer partido del técnico madrileño en el banquillo, sumó su sexta asistencia.

De los 38 goles que suma el Málaga en lo que va de temporada, el Tiburón ha participado en 14 de ellos. Casi el 37% de los goles de los blanquiazules tienen el sello del argentino hasta el momento, uno de cada tres goles llegan o surgen de sus botas. Es tanto el máximo goleador malaguista –junto a Adrián (8)– como el máximo asistente –con seis, le siguen Ontiveros, Ricca y Renato Santos (3)–.

Son números que avalan la importancia del delantero, que no solo se ha limitado a hacer goles –sin olvidar su sequía de casi cinco meses–, sino que también ha aportado juego, pausa y asistencias a sus compañeros. Ha demostrado asociarse bien con ellos y tener una buena capacidad para leer cada situación y acertar con su movimiento.

Ahora con Víctor Sánchez del Amo, el esquema que plantea el técnico parece beneficiar a Gustavo Blanco, que no está tan solo en la punta de ataque. Ante el Alcorcón, los extremos, Ontiveros y Renato, estuvieron más adelantados y cercanos al ariete, facilitando su asociación. El ejemplo más claro fue el gol del extremo portugués, donde Leschuk controló, esperó a la llegada de éste y le sirvió para que solo tuviera que definir. Salió de diez. Al igual que lo fue con Muñiz, parece que Blanco será determinante con Víctor.