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Albacete - Málaga CF: Paseando las miserias (3-2)

El gol de Lago Junior en el Albacete - Málaga CF

El gol de Lago Junior en el Albacete - Málaga CF / La Otra Foto

El Málaga va paseando sus miserias por los campos de Segunda División. Cuando no es uno, es otro. El que sale en la foto, el que no llega ni a salir en ella, el que revienta el partido, el que no se deja el alma, el que no tiene piernas, el que se contagia de la podredumbre, el que está verde. El que elige mal, el que quiere y no puede, el que tiene miedo. Todos esos son el Málaga, este Málaga.

Varios centenares de malaguistas estuvieron en las gradas del Carlos Belmonte insuflando ánimos a una plantilla que no les da nada nunca, solo sinsabores y una muerte lenta y agónica. Ello se quedarán y el 80% o más, será historia –negra– del club. Pero todo va bien en Martiricos, que nadie ose cuestionarlo.

Si algo caracterizó siempre a Pellicer es su valentía a la hora de tirar de canteranos, aun a costa de dejar sentado a algún peso pesado. Se le añade además que hay jugadores que no están para casi nada y que el entrenador quiere “guerreros”. En su tercer partido en esta nueva etapa, reflotó a Andrés Caro, Cristian y Loren Zúñiga.

La apuesta resultó desastrosa de entrada. A los cuatro minutos el Albacete se puso por delante después de que Higinio bautizase en la categoría a Andrés. El atacante del conjunto manchego se aprovechó la bisoñez del central en un balón a la espalda de la zaga, donde otros actores tampoco estuvieron bien. El disparo inapelable, entró tras besar la base del poste.

El guion era muy similar al del partido de la primera vuelta, con Guede entonces en el banquillo. Higinio marcó también a los cinco minutos y un par de ellos más tarde, Manu Fuster hizo el 0-2. El Málaga estaba muy, muy tocado, y si no encajó el segundo fue porque Maikel Mesa se gustó demasiado en el mano a mano y probó una vaselina que se marchó por encima del larguero.

Y como pasa en Segunda, resistir es parte del éxito. El Málaga se asomó al área del Albacete. Un remate defectuoso de Delmás fue convertido por Bernabé en córner. Cristian lo botó en una pared en la que el zurdo puso el esférico en el punto exacto para el testarazo de Lago Junior.

Pese al empate, el Málaga continuó sufriendo muchísimo. El Alba iba llegando con cierta naturalidad y parecía que tarde o temprano volvería a perforar la red de Yáñez. Sin embargo fueron los blanquiazules, Cristian en realidad, quien desniveló la balanza. El marbellí botó un nuevo saque desde la misma esquina, esta vez de manera directa y brillante par que Fran Sol rompiese su racha y diese una voltereta acrobática para celebrar que el Málaga se ponía 1-2.

Las alegrías son efímeras en el conjunto malacitano. Y para estropear la sufrida remontada, Luis Muñoz se autoexpulsó de manera intolerable. Se intercambió un empujón con un adversario y el colegiado entendió que el capitán malaguista fue donde no le llamaban. No se calmó con la tarjeta y Trujillo Suárez le mostró en pocos segundos la segunda. Una torpeza mayúscula de alguien que porta el brazalete y que debía saber de sobra cómo se las gasta el veterano e inestable árbitro canario.

A Pellicer se lo llevaban los demonios. Después de la charlotada de Burgos, este episodio. Recompuso el centro del campo con Genaro. Se fue Loren. Buena decisión teniendo en cuenta el escenario de una posible derrota administrativa si con tres canteranos en el campo se produjese la expulsión de otro profesional.Tras aguantar con estoicismo el fin de la primera parte.

Tras aguantar con estoicismo el fin de la primera parte, el Albacete siguió insistiendo e insistiendo hasta que Manu Fuster –el típico crack de Segunda que luego ficha el Málaga y parece su gemelo malo– dijo hasta aquí hemos llegado. Rompió a N’Diaye y se habilitó el espacio perfecto para batir a Yáñez.

Fuster volvió a trazar un pase fabuloso para dejar a Olaetxea solo delante de Yáñez. El meta la tocó y la desvió, pero el balón esperaba a Dubasin, que culminó la remontada local.

Los cambios llegaron pero no hicieron mejor al Málaga, rendido y arrinconado ante un Albacete que no paró de buscar el cuarto gol hasta el final del partido pese a que el resultado estaba abierto y hubo un balón al área que pasó a centímetros de Castro.

Otra jornada más a rezar porque los rivales directos te mantengan la respiración asistida mientras se consuma el que sería el mayor desastre desde la desaparición del Club Deportivo Málaga.

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