Málaga C.F.

Mantener la moral como objetivo

  • Sergio Pellicer cumple tres meses en el banquillo del Málaga y uno ha sido de cuarentena

  • El coronavirus COVID-19 congeló su racha de juego que reporta la mitad de las victorias del equipo

Sergio Pellicer dando instrucciones en el choque contra la Ponferradina.

Sergio Pellicer dando instrucciones en el choque contra la Ponferradina. / Javier Albiñana

Se cumplen justo tres meses del despido de Víctor Sánchez del Amo como entrenador del Málaga. Su vídeo íntimo, la decisión del club con Richard Shaheen al frente y el escándalo en medios nacionales catapultó a los blanquiazules a la primera plana informativa en plena cuesta de enero. “El entrenador del filial Sergio Pellicer se hará cargo del equipo de manera interina”, era la coletilla de la noticia. Llamadas de representantes a los dirigentes blanquiazules, quinielas de la próxima elección de Al-Thani para el banquillo en un equipo que estaba más que avisado por LaLiga para recabar el dinero que le permitiera concluir la temporada sin impagos.

En esa vorágine, Pellicer tomó el mando, cambió el discurso y dos días después el Málaga le ganaba por 1-0 a la Ponferradina en La Rosaleda. Tres meses al frente del banquillo de La Rosaleda y por cada dos días de competición, uno de reclusión. Mantener el estado anímico de la plantilla y el club, agrandado desde su llegada, es ahora el objetivo del cuerpo técnico malaguista hasta que escampe la tormenta provocada por el coronavirus COVID-19.

Es curioso, pero cuando termine la prórroga de dos semanas al estado de alarma aprobado por el Congreso, Pellicer verá como tiene casi tantos partidos aplazados (ocho) como dirigidos (nueve) y eso es sólo el principio. Sin fecha para el retorno de la competición es más que probable que si se acaba jugando el último tramo de la competición, el nuevo entrenador de los malacitanos sume más días al mando de la escuadra en cuarentena que en trabajo normal. Obstáculo o peculiaridad de una de las campañas más estrambóticas de la historia malaguista y eso es ya mucho decir.

Ha coincidido la presencia de Pellicer en el banquillo con la intervención judicial del club, la venta de Antoñín y las novedades semanales de los distintos procesos judiciales abiertos en torno al equipo y los Al-Thani. En el verde, los números que firmaba el nuevo cuerpo técnico y el cambio de regente en el club le quitaron el cartel de interino a Pellicer entre otros puestos del organigrama.

Antes de que se confirmase que La Rosaleda no se engalanaría para la visita del Huesca, el equipo había perdido dos partidos, empatado tres y ganado cuatro desde el cambio de técnico. La mitad de las victorias del Málaga en las 31 jornadas disputadas, un tercio de las derrotas y una porción pequeña de los empates se cuentan desde el despido de Víctor Sánchez del Amo en adelante. La perspectiva cambió totalmente y antes de ponerse de nuevo a prueba contra uno de los conjuntos favoritos de la categoría, la competición quedó congelada. En la tabla, sobrevive a ocho puntos del sexto y tres del decimonoveno.

Con este panorama y las distintas organizaciones que rigen el balompié tratando de cuadrar la recta final de campeonato en un rango de tiempo muy corto a mitad del verano, el aspecto físico se une al anímico en la lista de prioridades de cualquier equipo. Si hay fin de fiesta, una pequeña pretemporada para afrontar una maratón de partidos cada tres días volverá a penalizar a los conjuntos con menos plantel y ahí volverá a acordarse el Málaga del desastroso último verano que vivió. Algún día, y puede que ese día no llegue, el Málaga tendrá otro pulso con la suerte. Mientras tanto, debe mantener la moral lograda en el pequeño mandato de Pellicer.

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