La tensión entre China y Japón se disparó ayer después de que Pekín revelara la creación de una "zona de identificación de defensa aérea", que incluye las islas Senkaku-Diaoyu, administradas por Tokio pero reclamadas por Pekín. De forma inmediata, Japón respondió con una "enérgica" protesta que hizo subir la temperatura de un largo y enquistado conflicto que ha comenzado a agravarse en los últimos meses, con diversos incidentes entre los dos países.

La protesta fue formulada por el director general de la sección de Asia y Oceanía de la Cancillería, Junichi Ihara, durante una llamada a la embajada china en la capital japonesa.

El vicecanciller nipón, Akitaka Saiki, planea, además, convocar al embajador chino en Japón, Cheng Yonghua, a partir de mañana y precisar aún más la posición de Tokio al respecto. El Ministerio de Defensa y las Fuerzas de Auto Defensa reforzarán la vigilancia sobre las actividades militares del país vecino en el Mar de China Oriental, objeto de otras disputas territoriales.