Cultura

El IAPH y la Congregación de Mena restauran una Dolorosa del XVIII

  • Se trata de un busto para oratorio atribuido a la familia de escultores Asensio de la Cerda · La intervención, centrada en igualar la policromía, ha costado 6.000 euros

El busto de la Virgen Dolorosa de la Congregación de Mena tiene mejor color. Durante ocho meses un equipo de restauradores del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) se ha encargado de restaurar su policromía en brazos y rostro con idea de que pueda volver a lucir talla en los columbarios de la Congregación de Mena. La intervención ha sido posible gracias a una inversión de 6.000 euros sufragados por esta institución y la Junta de Andalucía. La pieza se atribuye a la familia de escultores Asensio de la Cerda.

El consejero de Cultura y Deporte, Luciano Alonso, presentó ayer la restauración de esta imagen para oratorio tallada en madera y policromada que los expertos datan del último tercio del siglo XVIII. Propiedad de la familia Yébenes desde el siglo XIX, sus herederos la donaron a la cofradía en 2010 y quedó ubicada en el columbario de la capilla de la Hermandad.

Alonso agradeció la "gran generosidad" de la familia en la donación de "este excepcional testimonio del Barroco malagueño". El consejero añadió durante su intervención que el IAPH vuelve a intervenir sobre una obra que une a su importancia histórica y artística un valor "sentimental".

Los antecedentes de esta tipología iconográfica, muy difundida en la imaginería malagueña del siglo XVIII, residen en un tipo de Dolorosa que el escultor Pedro de Mena crea y sirve de base a los escultores del barroco malagueño, entre ellos la familia Asensio de la Cerda. La talla presenta una gran semejanza con un grupo de imágenes de idéntica iconografía del taller de esta familia, en concreto con la Virgen de los Dolores de la hermandad malagueña de la Expiración, atribuida a Antonio Asensio de la Cerda y que fue restaurada por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico entre los años 2007 y 2008.

A su llegada a los talleres del IAPH en octubre de 2011, la obra se sometió así a estudios analíticos previos para determinar el estado de conservación. El diagnóstico reveló que la imagen no presentaba patologías de gravedad. Se detectaron algunas fisuras de apertura mínima que marcaban la unión de las piezas que la forman, sobre todo en el área del rostro.

En la policromía fue donde se hallaron los problemas de conservación más importantes, con cuarteados, algunas lagunas y desgastes que habían estado ocultos por intervenciones anteriores realizadas a la escultura. La intervención se ha centrado en armonizar visualmente las diferencias tonales y de factura entre la policromía de las zonas visibles de la imagen, las manos y el rostro.

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