Cultura

Javier Martín Domínguez: "Viajar te lleva al descubrimiento interior"

El periodista y documentalista Javier Martín Domínguez en la libreria Mapas y Compañia de Málaga

El periodista y documentalista Javier Martín Domínguez en la libreria Mapas y Compañia de Málaga / Ana Jiménez

El periodista y documentalista Javier Martín Domínguez ha dejado una huella significativa en el ámbito audiovisual a través de su trabajo. Su pasión por contar historias y su habilidad para capturar la esencia de los temas que aborda lo han llevado a trabajar en una amplia variedad de temas, desde la lucha por los derechos humanos hasta la conservación del medio ambiente, pasando por conflictos sociales y culturales en distintas partes del mundo. Uno de los documentales destacados es el de Mapas de agua y arena: las vidas de Jane y Paul Bowles, que le ha traído a Málaga una vez más pro el 50 aniversario de la muerte de Jane Bowles en la ciudad:

-De todos los lugares del mundo y de todas las historias por contar... ¿Por qué centrarse en esta de Jane y Paul Bowles? 

-Se vio en la proyección del otro día en San Telmo que estamos muy interesados en la historia de los Bowles y quizás más ahora que es el cincuentenario de la muerte de Jane aquí en Málaga. Eso lo convierte en una gran oportunidad para todos, para volver a ver esta historia que yo rodé con mucho gusto en los años 90 tampoco buscando al gran escritor nómada Paul Bowles. Investigando sobre él salió la figura de Jane, una de las malditas en la literatura de la época. Sus historias y su matrimonio arreglado, porque ambos eran homosexuales, el cómo Jane era fuegos artificiales que se anclaban a la seguridad de Paul y como él necesitaba de ese aire extrovertido y alocado de ella... Todo hasta llegar a su muerte aquí, en el psiquiátrico de los Ángeles, y que siendo una mujer judía en Nueva York acabara en España convertida al cristianismo en el último minuto porque le convencieron de que era la vía para salvar su alma, el que esté enterrada en el cementerio de San Miguel... Es una historia muy interesante de investigar y de contar.  

-¿Cómo llega a conocer de la literatura de ambos? 

-Yo estaba en Nueva York, porque fui corresponsal allí, y llegaron a mis manos algunas obras de Paul Bowles, que son de una calidad excepcional, como El cielo protector o Déjala caer. Hice un viaje a Marruecos, cosa que todo español debería hacer, porque es tener lo exótico al lado, y me puse a averiguar más sobre él y acabé encontrándome también a mí mismo. En el caso de Jane, fue como digo a raíz del personaje de su marido, pero sus obras son auténticas obras maestras de la literatura. Es una gran escritora con poca obra, pero con obras muy significativas y todas con enjundia, obras donde una mujer muestra ese lado de las de los pequeños pecados del a infancia y la juventud, que siguen comiéndote en la vida; los problemas entre amigas; los problemas familiares no resueltos; la sensación de pecado, de culpabilidad... Un libro significativo podría ser Dos damas muy serias, pero en general todos son textos excepcionales. No lo digo solo yo, ya lo decía Truman Capote: su único problema es la escasez de su obra. Es por ello que el documental titula Jane y Paul Bowles, con Jane delante.  

-¿Cómo es mantener una vida en la que recorres el mundo investigando y aprendiendo sobre los demás como parte de tu trabajo? 

-Sin duda viajar te lleva al descubrimiento interior. Meterse en una cultura distinta, otras civilizaciones, donde tus recursos propios habituales desaparecen y tienes que ser tú mismo ante una nueva realidad. Al viajar buscas aventura, conocer otros países, otra gente, hace que finalmente te veas a ti mismo, con tus debilidades y tus capacidades. 

-¿Algún punto del globo que sea su favorito, al que siempre volvería? 

-Durante muchos años el lugar favorito era Nueva York, porque para ser joven y ávido de cultura y de emociones, no había otro sitio mejor en el mundo. También Nueva York ha cambiado bastante, pero en 80, solamente oyendo la banda sonora, con Madonna, por ejemplo, o los clubs y la moda que se movían en la ciudad, se puede entender. También se da el resurgimiento de Japón como potencia y su eco en Nueva York, que fue lo que me movió a ir allí, aunque luego acabase de nuevo en Nueva York. Luego como sitios exóticos, pues te diría  Zamboanga del Sur en Filipinas, con las islas paradisíacas de arenas de color rosa, que son paraísos que no puedes creer que son reales y que existen de verdad. 

-Habiendo tratado temas tan diversos y en tantos lugares... ¿Nunca se encontró con la censura? 

-Concretamente fue con el primer artículo que escribí en prensa en el 73, que tengo guardado en casa la prueba de ese texto, porque no salió al final. Recuerdo que esa noche me llevé la prueba a casa, como te digo, muy ilusionado. Llevaba de título, nada más y nada menos, que Los lobos de España. A la mañana siguiente, cuando yo abro el periódico, me encuentro que mi artículo no está. Cuando por la tarde llego a la redacción me dicen que el director me quiere ver. Claro, imagínate mi cara. El director me dijo que me iba a mandar a entrevistar a algunos ministros, como el de Exteriores, y embajadores, que veraneaban donde estábamos, en San Sebastián. Al final me vino muy bien, algo que podría haber acabado haciendo que me despidieran demostró que sabía escribir y me abrió puertas en el camino. 

-¿Algún proyecto entre manos o de cara a futuro? 

-Lo estoy madurando porque yo no tengo muchas ganas de meterme en líos de rodaje, de buscar fondos y demás. Pero hay tantos temas por abordar, tantas historias que contar... 

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