Artes escénicas

Un Cicerón “para hablar de nosotros” abre el año en el Teatro del Soho

  • José María Pou protagoniza la obra de Ernesto Caballero que dirige Mario Gas, una aproximación al personaje histórico desde el presente que se representa con tres funciones hasta el domingo

José María Pou, este jueves, en el Teatro del Soho.

José María Pou, este jueves, en el Teatro del Soho. / Javier Albiñana (Málaga)

Recordaba José María Pou una función allá por los años 70 con Julieta Serrano en el antiguo Teatro Alameda: “Son casi cincuenta años de oficio en los que no he dejado de venir a Málaga. La última vez fue hace justo dos años, con Moby Dick”. Ahora, Pou regresa a la casa de aquel Teatro Alameda reconvertida, eso sí, en el flamante Teatro del Soho Caixabank por obra y gracia de Antonio Banderas. Y lo hace con Viejo amigo Cicerón, obra que estuvo en la programación de la pasada temporada del mismo teatro y que, tras la cancelación obligada por la pandemia del coronavirus, ha podido ser rescatada con tres funciones desde este viernes hasta el próximo domingo. En la obra de Ernesto Caballero, dirigida por Mario Gas, con un reparto que completan Alejandro Bordanove y María Cirici y cuyo estreno tuvo lugar en el Festival de Mérida en 2019, Pou interpreta al senador romano o, más bien, a un sosia contemporáneo aparecido en una biblioteca pública que termina siendo Cicerón en persona. “El protagonista es Cicerón, sí, pero gracias al juego que nos permite el teatro lo abordamos desde el presente, desde la actualidad. Aquí no hay togas ni ambiente clásico, hablamos de la democracia, de la clase política, del poder del pueblo, de nosotros mismos”, explicó este jueves Pou en una rueda de prensa compartida con la directora ejecutiva del Teatro del Soho, Aurora Rosales, y con Mario Gas, quien participó de forma telemática.

"Asumimos el empeño de Brecht en instruir deleitando, en apuntar a la sensibilidad del espectador", afirma Mario Gas

En realidad, Viejo amigo Cicerón es un “trampantojo”, tal y como define Pou la obra, “que nos permite dar saltos en el tiempo”. A partir de esta premisa, la figura de Cicerón “como agente comprometido con la libertad de la ciudadanía de Roma, hasta el punto de promover el asesinato de Julio César, lo que le costó que le cortaran la cabeza y las manos”, invita al espectador a reflexionar “no sobre el mundo antiguo, sino sobre el de hoy, el que nos atañe”. En similares términos se expresó Mario Gas, quien afirmó que Cicerón es aquí “el epicentro, pero también la excusa para hablar de nosotros mismos. Cuanto más conocemos sobre su historia, más nos recuerda a la nuestra. Algunos historiadores, por ejemplo, sostienen que el complot que acabó con la vida de Julio César fue no sólo una conspiración política, sino un verdadero golpe de Estado en el que intervinieron los militares. Y es que estos señores tienen la manía de aparecer cuando menos deben hacerlo”. Gas apeló a Brecht, “aunque no sea precisamente un autor muy reivindicado hoy día”, para hacer suya la intención de “instruir deleitando. Nos dirigimos a la sensibilidad del espectador para inspirar desde ahí su reflexión”.

Sobre la posibilidad de que Viejo amigo Cicerón haya incorporado guiños al devenir político desde su estreno en 2019, Gas se mostró “poco amigo de los guiños. Aquí no hacemos nada historicista, sino una aproximación a lo que somos por encima de las circunstancias coyunturales. Presentamos a un hombre tímido que asume una enorme responsabilidad política y desde ahí el espectador puede desgranar las particularidades que considere oportunas”. José María Pou explicó al respecto que “en gran medida, es el espectador el que termina cada función que hacemos. Porque en cada función el público trae sus propias impresiones y relaciona con ellas lo que está viendo. Por ejemplo, será inevitable que la gente que venga a ver la obra en Málaga vincule algunas ideas de la obra con el asalto al Capitolio en Washington. Pero, claro, no es nada premeditado”. Así funciona el mejor teatro.

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