Literatura

Clara Sánchez: "Marbella es una radiografía fidedigna del mundo"

  • La escritora ambienta en la Marbella del lujo y la realeza saudí su nueva novela, 'Infierno en el Paraíso', un 'thriller' sobre la identidad y la impunidad del poder

La escritora Clara Sánchez (Madrid, 1955).

La escritora Clara Sánchez (Madrid, 1955). / Luca Bunetti

A la hora de hablar de Marbella convendría aclarar que lo que tenemos entre manos no es sólo una ciudad, sino muchas. Más aún, en el último medio siglo los contrastes entre esas ciudades diversas se han ido intensificando hasta hacer coexistir mundos y tiempos radicalmente distintos en el mismo rincón de este extremo del Mediterráneo. Más allá de las diferencias sociales elementales, las que se extienden entre quienes se buscan la vida como cualquier hijo de vecino y lo que hoy son los rescoldos de la jet set, la Marbella más promocionada, la que se coló hace mucho en el imaginario popular para no terminar de salir nunca, la que ha estado en boca de todo el mundo, también ha ofrecido distintas caras, sucesivas versiones de sí misma, en una suerte de competición a menudo grotesca: "Hemos conocido la Marbella de Gil, la de Julián Muñoz, la de la corrupción, la de la especulación urbanística, y desde hace algunos años se habla especialmente de la Marbella de la mafia rusa. Pero a mí me interesaba la Marbella mítica, la de los jeques y la realeza saudí, la que visitaba nuestro rey emérito para hacerse la foto con el rey Fahd, la que mucho antes fundó Alfonso de Hohenlohe", afirma la escritora Clara Sánchez (Madrid, 1955), quien ha ambientado su última novela, la recién publicada Infierno en el Paraíso (Planeta), exactamente en esta Marbella mítica: "Lo he hecho así porque era el mejor lugar posible para ambientar la historia que quería contar, pero también porque pienso que esta Marbella de ostentación y derroche no ha sido suficientemente explorada por la ficción. Este mundo ofrece posibilidades muy jugosas y yo he querido aprovecharlas". La autora presentará el libro el próximo 9 de junio a las 19:00 en el centro cultural Trapiche de Guadaiza de San Pedro de Alcántara, en Marbella.

Coches de lujo en Puerto Banús, en una imagen de 2004. Coches de lujo en Puerto Banús, en una imagen de 2004.

Coches de lujo en Puerto Banús, en una imagen de 2004. / M. H.

El nombre de Clara Sánchez garantiza, de entrada, que van a ser muchos los lectores que van a entrar de su mano en esta revisión de aquella Marbella de vajillas doradas y coches de infarto. La autora, ganadora de buena parte de los premios literarios más importantes de España, como el Alfaguara (por Últimas noticias del Paraíso en 2000), el Nadal (por Lo que esconde tu nombre en 2010) y el Planeta (por El cielo ha vuelto en 2013), ha visto su obra traducida en más de veinte países (también cuenta con galardones internacionales de alto prestigio como el Premio Roma) y ha despachado más de dos millones de libros. Sus títulos aúnan elementos propios de la novela de aventuras, el 'thriller', la novela romántica, la ambientación pormenorizada y la investigación de campo, buena parte de los cuales se dan en Infierno el Paraíso: su protagonista, Sonia, es una joven que vive en Madrid y que acepta sustituir durante un tiempo a una amiga que trabaja como camarera en el Beach Club marbellí (trasunto del Marbella Club y recreado como el centro neurálgico de la beautiful people). Su desparpajo con los jeques y su dominio del árabe la llevan a ganarse la confianza nada menos que de la familia real saudí, y es entonces cuando Amina, la segunda esposa del rey árabe (llamado aquí Fadel), otra muchacha joven que vive asfixiada en lo que considera una cárcel de oro, hace a Sonia, con la que guarda un asombroso parecido físico, una propuesta que cambiará sus vidas para siempre. 

"Seguramente, una mayor conciencia contra la corrupción resultó decisiva para que aquella Marbella mítica llegara a su fin"

El hoy emérito rey Juan Carlos visita al rey Fahd de Arabia Saudí en Marbella, en una imagen de 2002. El hoy emérito rey Juan Carlos visita al rey Fahd de Arabia Saudí en Marbella, en una imagen de 2002.

El hoy emérito rey Juan Carlos visita al rey Fahd de Arabia Saudí en Marbella, en una imagen de 2002. / Efe

El lector encontrará recreaciones esmeradas y precisas de Marbella bien reconocibles, desde la Plaza de los Naranjos a Puerto Banús. Pero también, como corresponde a una obra de ficción, espacios nacidos de la imaginación de Clara Sánchez, especialmente en la descripción de los ámbitos privados de la realeza saudí en los que la protagonista vive su particular intriga. "La idea de escribir una novela ambientada en esta Marbella estaba sobre la mesa desde el principio", apunta Clara Sánchez, quien añade: "A partir de aquí, tenía otras dos ideas en mente, o mejor dicho dos sentimientos, sobre los que quería escribir. El primero es la impotencia que puede sentir cualquiera cuando se ve metido en una situación adversa de la que no sabe salir. Y el segundo y más importante es el terror que me produce la impunidad del poder. Me da escalofríos la facilidad con la que el poder se convierte en abuso, porque se da en contextos muy cotidianos, no sólo en las esferas más elevadas: en nuestro día a día tratamos con gente con capacidad para tomar decisiones que nos afectan de pleno y sin que nos demos cuenta podemos ser víctimas de los caprichos de otro". Al decidir desarrollar estas ideas en una novela, "Marbella se me ofrecía desde el principio como la ambientación perfecta. Digamos que la historia que quería contar y el lugar donde debía transcurrir vinieron de la mano, lo uno trajo a lo otro".

Por esa misma fusión de mundos antitéticos, Marbella siempre ha resultado a ojos de Clara Sánchez "un lugar extraño, insólito, donde se mezclaban personas de condición muy distinta como no se veía en muchas otras partes del planeta. Se hablaba de cómo la gente de a pie esperaba la llegada de los jeques cada año porque traían con ellos sus petrodólares y se liaban a repartirlos a diestro y a siniestro, con propinas espléndidas y regalos lujosos. En ese sentido, Marbella nos ha ofrecido una radiografía fidedigna del poder y del mundo en sí, de la facilidad con la que se pasan por alto los abusos cuando cae dinero del cielo". Sostiene la escritora que esta situación pudo darse en los años del mayor apogeo de Marbella y sus jeques "precisamente porque la sociedad española era virgen respecto a la corrupción. No se planteaba que pudieran pasar esas cosas, y si pasaban no era asunto suyo. Todo el mundo estaba cegado por el esplendor del lujo y nadie se paraba a preguntarse qué había debajo. Que nuestro rey emérito no faltara ningún año a su cita con el rey saudí en Marbella se veía como algo absolutamente normal. Seguramente, el desarrollo de una mayor conciencia contra la corrupción, la creciente convicción de que el poder no puede servir para amparar el delito, resultó decisivo para que aquella Marbella mítica llegara a su fin, o al menos para que se convirtiera en otra cosa". 

Jesús Gil, alcalde de Marbella entre 1991 y 2002. Jesús Gil, alcalde de Marbella entre 1991 y 2002.

Jesús Gil, alcalde de Marbella entre 1991 y 2002. / Efe

Pero si existe otro motivo para hacer de Marbella un escenario idóneo para Infierno en el Paraíso es su naturaleza edénica, su estampa archiconocida de lugar privilegiado bañado por el sol y el mar: "He advertido que, de alguna forma, siento una predilección especial por los lugares luminosos, porque son idóneos para buscar en ellos elementos oscuros que no se perciben a simple vista pero que resultan tener un peso fundamental. En 2010 ambienté Lo que esconde tu nombre en un pueblo de la costa levantina, bendecido como Marbella por el sol y el Mediterráneo, para contar la historia de una mujer que descubría una trama oculta y perturbadora relacionada con los nazis de la Segunda Guerra Mundial". En Sonia, la protagonista de Infierno en el Paraíso, que cuenta todos los acontecimientos en primera persona, "conviven varios mundos paralelos. También ella se deja seducir por el lujo, pero pronto advierte lo que hay debajo. Y cuando quiere escapar, ya es demasiado tarde". Para Amina, la segunda esposa del rey, "Marbella representa algo que define una expresión que no me gusta utilizar pero que en todo caso es muy eficaz: una jaula de oro. Su principal diferencia con Sonia es que no es libre: puede vestir las ropas más caras, pero únicamente dentro de un círculo en el que se asfixia. En Marbella, Amina observa cómo las jóvenes de su edad caminan a sus anchas por la calle, con los atuendos que a ella le están prohibidos y con la compañía que quieren, si es que no prefieren ir solas, y todo eso se convierte para ella en un objeto irrenunciable de deseo". Tal y como lo fue Marbella para muchos con su apariencia de derroche y fiesta permanente. Ciertamente, había algo sucio bajo la alfombra. Tanto que mirar ahí debajo no es todavía una tarea sencilla. 

  

    

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