Cultura

La consagración de Uno

  • Ernesto Aurignac cautiva al Cervantes con su proyecto orquestal Suspendido el concierto de Lou Donaldson

A veces sucede que uno tiene la fortuna de asistir a la actuación de un músico en plenitud. Es un proceso parecido a la transfiguración: cuando el artista da todo lo que lleva dentro, cuando su generosidad rompe los límites de lo prejuicioso y lo banal, el mismo artista termina siendo muchos otros en sí mismo. Y esto fue exactamente lo que sucedió ayer en un Teatro Cervantes de entrada más que notable, casi lleno, ante la presentación del nuevo proyecto orquestal del saxofonista malagueño Ernesto Aurignac y su álbum de debut, Uno. Es más, tanto ha sido el empeño de Aurignac en ser muchos que ayer subió a las tablas del Cervantes, con ocasión inaugural del Festival de Jazz, a una veintena de maestros, entre ellos inspiradores directos como Perico Sambeat y cómplices de fechorías como el saxofonista Enrique Oliver y el gran guitarrista Jaume Llombart. El estreno arrojó sensaciones festivas en todos los extremos: difícilmente podría tener Málaga mejor embajador musical que Aurignac, un hombre que ama y conoce el jazz como pocos de su generación. Lo mejor fue poder constatarlo.

Que, después de haber investigado con los formatos más variopintos, Aurignac se lanzara a componer para orquesta era sólo cuestión de tiempo. Es bien conocida la querencia clásica del músico, su adscripción a las enseñanzas de Stravinsky (al que ha llegado a samplear en otros proyectos) y su soberbia inclinación sinfónica. Uno significa la reconciliación final de todos estos caminos, y de qué manera. El breve pasaje de Génesis evoca, claro, a Historia de un soldado, y la arquitectura común que lidia entre la claridad armónica y el derrumbe propio del free jazz es heredera de La consagración de la primavera. Pero ayer me acordé también de cuando Frank Zappa se puso orquestal con Zubin Mehta, y de cuando Shostakovich rindió homenaje a los cafés petersburgueses con su Jazz Suite. Aurignac ha terminado de demostrar que los vínculos entre el jazz y la música clásica constituyen un territorio por explorar, y con su batuta podemos estar tranquilos. El veterano Lou Donaldson ha cancelado su concierto para hoy por motivos de salud. Pero la noche de Aurignac sigue viva en el paladar.

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