artes escénicas

Donde la rabia besa al silencio

  • La malagueña Rocío Molina sale ovacionada en su vuelta al Teatro Cervantes con 'Caída del Cielo', un trabajo tan inusual como impactante

Un momento del espectáculo 'Caída del Cielo' de Rocío Molina.

Un momento del espectáculo 'Caída del Cielo' de Rocío Molina. / javier alibñana

Dicen que la potencia es nula sin control. A Rocío Molina le sobran ambas cualidades. Porque la bailaora malagueña es rabia, es fuerza. Pero también pausa y silencio. Es pasión, corazón y sangre. Como la que mancha su vestido en la recta final de Caída del cielo, espectáculo que presentó anoche en las tablas del Cervantes dentro del 35 Festival de Teatro y que le valió una gran ovación por parte del público malagueño.

Del rock al silencio. Del vestuario de gala al desnudo integral. De la guitarra española y el cajón a la música electrónica. Caída del Cielo parece girar siempre en torno a la dualidad. La misma que recuerda a la lucha entre lo que la sociedad dicta que es 'normal' frente a lo que no. Y que parece oponerse a todo lo marcado por la libertad y la diversidad mientras no ceja de imponer unos límites que Molina no para de romper.

Es esa misma sociedad la que mira para otro lado e incluso censura aspectos tan naturales como la menstruacción, eje temático de Caída del Cielo. Tema al que Rocío Molina siempre añade una pizca de humor e ironía para, quizás, quitar seriedad a un aspecto tan inherente a la naturaleza humana.

Vive su baile de la tradición más pura pero, lejos de conformarse, busca entre lo contemporáneo para encontrar caminos no transitados por el flamenco. Basta como ejemplo una performance final repleta de uvas, flores y sensualidad. Y donde la música en directo consigue imprimir movimientos a la danzaora más habituales en cualquier rave a las tantas.

Ya sea desde el suelo o taconeando a velocidad de vértigo mientras celebra la maravilla de ser mujer, muestra la malagueña baile que -como ella misma cuenta- sale de sus ovarios. Nace de lo más interior, de la profundidad de unas raíces que son las suyas y las del flamenco. Las mismas que se confrontan con esos brotes con los que Molina ha impregnado un lenguaje antiguo al que ella quiere añadir una nueva gramática afín al siglo XXI y con expresiones aún por acuñar.

Caída del Cielo llegaba a Málaga precedido, además del propio nombre de Rocío Molina, de tres premios Max: Mejor Intérprete Femenina de Danza, Mejor coreografía y Mejor iluminación. Molina regresaba al Teatro Cervantes tras su paso por estas mismas tablas en octubre de 2016. Entonces lo hacía con el espectáculo Afectos y, un año antes, pasaba por el Centre Pompidou Málaga para maravillar a unas cuantas personas afortunadas con sus Impulsos.

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