Digitalidad, distopía o utopía

Actualmente hay más personas con acceso a un 'smartphone' que con acceso al agua corriente

No hay elección, nuestros jóvenes han nacido entre dos mundos, uno tradicional en el que tocan y huelen aquello con lo que interaccionan, y otro simbólico, a distancia, con el que interaccionan febrilmente; y ambos mundos son reales, sin duda. Es verdad que esta nueva realidad genera desorientación entre lo real y lo virtual, pero entiendo que es una era que estamos pariendo y como en todos los cambios de época hay un tiempo de adaptación. En definitiva, vivimos un nuevo paradigma y en él intentamos adaptamos generaciones digitales totalmente distintas, migrantes como yo, nativos, e incluso una gran parte de la ciudadanía que serán analfabetos digitales hasta que se mueran.

Si hiciéramos una proyección en el tiempo ¿qué sociedad imaginamos para dentro de 20 años? El cine hollywoodense ya ha creado una ficción distópica generalizada, en la que han intuido un terrible futuro donde las máquinas lo dominan todo y donde software tipo matrix controlan nuestros sentidos. En sentido contrario poco se ha soñado, nada de utopía, donde la revolución digital generase una humanidad sin pobreza ni guerras. Quizás estamos mirando el futuro con los ojos de una actualidad azarosa llena de dolor, o quizás hemos sustituido una sociedad capitalista analógica por otra digital, sin más. Lo que es evidente es que es un buen momento para pensar y construir futuro.

Actualmente hay más personas con acceso a un smartphone que con acceso al agua corriente. Es evidente que nos hemos digitalizado y nos comunicamos como nunca, compartiendo conocimiento sin fronteras y creando espacios económicos ya por encima del 13 % del PIB mundial, pero en general, la miseria sigue campando a sus anchas. Con la revolución digital, por ahora, sólo hemos cambiado la forma de interactuar, de comunicarnos, de viajar, pero no de pensar. El capitalismo neoliberal también se ha digitalizado, se ha adaptado perfectamente, y empresas poderosas como Facebook o Google son los nuevos patrones del sistema.

Es el momento de generar espacios de diálogo íntegros donde poner en cuestión todas las dinámicas relacionales y políticas de nuestra sociedad, aprovechando las virtudes del firmamento digital y tecnológico, con una visión valiente del nuevo lenguaje transfronterizo que representa, sin miedos, intentando que no nos controlen los de siempre.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios