Crónica Personal

Golpe al 'procés'

Es bueno que el mundo independentista sepa que le están haciendo comulgar con ruedas de molino

Lleva unos días Puigdemont sacando pecho con sus viajes a Estados Unidos y sus encuentros con parlamentarios extranjeros que recibe con todos los honores en el Palau de la Generalitat. Le tiene sin cuidado que los parlamentarios sean de escasísima monta, que en sus viajes a Estados Unidos no haya sido recibido por nadie relevante del Gobierno, ni del Senado, ni autoridades académicas relevantes de las universidades que visita. El Departamento de Estado norteamericano ha ordenado a su embajada en Madrid que hiciera público un comunicado marcando distancias con Puigdemont y los independentistas, haciendo suyas las palabras de Obama: que Cataluña es un problema interno de España y que ellos defienden una España fuerte y unida. Por si no fuera suficiente golpe, la Fundación Carter se ha manifestado en el mismo sentido, saliendo al paso de las informaciones que decían que el ex presidente había recibido con interés el análisis que le trasladaba Puigdemont. Si realmente hubo entrevista, porque no existe testimonio gráfico.

Las peripecias del independentismo catalán causa hartazgo. Tanta polémica sobre la supuesta animadversión de España, la falta de diálogo con el gobierno, el referéndum, la consulta, las decisiones de los tribunales, las inhabilitaciones y toda la parafernalia que los independentistas inventan cada día para estar en primer plano, provocan cansancio infinito. Pero no se puede soslayar ese problema que hoy preocupa a los españoles en general y a los gobernantes y partidos no independentistas en particular.

Es bueno que el mundo independentista sepan que le están haciendo comulgar con ruedas de molino. Que fuera de España no quieren saber nada del asunto. Que sepan también que el referéndum no tiene los apoyos externos que suponen, y que sepan que si andan regular en cuestiones de Sanidad es porque su gobierno gasta importante sumas de dinero de todos los catalanes en fomentar operaciones independentistas que no van a ninguna parte. Y que sepan también que si funcionan servicios esenciales a pesar de Puigdemont, es porque el Gobierno español cuenta con un FLA que permite costear esos servicios, aunque exige a Puigdemont que le pase las facturas que demuestren que los fondos se destinaron a lo que estaban destinados, salarios y medios para personal sanitario y educativo, principalmente. No fuera a ser que la Generalitat los dedicara a sus actuaciones propagandísticas independentistas, dentro y fuera de España.

Hay que felicitarse por tanto de los mensajes de la embajada de EEUU y de la Fundación Carter: caretas fuera.

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