Antonio Garrido Moraga convenció a Celia Villalobos para lo del Festival de Cine de Málaga. Pasados los 24 años del invento a Antonio Garrido se le recuerda con mucha ternura y a la exalcaldesa la padecemos publicitada como jugadora profesional de e-sports fake. Dando que hablar en su crepúsculo de los dioses de la política. El festival sigue ahí en una edición desalfombrada, pero resiliente. Con saludable impresión. Con la vuelta a esa normalidad ajetreada del gremio del audiovisual. No me he prodigado mucho por los predios del Teatro Cervantes, las ruedas de prensa, el Albéniz o el Echegaray.

En esa catarata de convocatorias, lo que me ha llamado la atención es el protagonismo del móvil y las redes sociales de las películas recién presentadas. El smartphone es un protagonista más que da pie a enredar la trama. El recurso del mensaje de guasap, la dependencia de la pantalla en estos tiempos de infoxicación. Atrezo tan necesario como un colt o un Winchester en una película de cowboys de esas que programan por los canales de televisión por el morro. Y es que la ausencia de plata obliga a rescatar títulos clásicos de vaqueros a precio de saldo que también tienen su audiencia a la hora de la siesta en punto. La escasez de recursos aviva el guión. Y el de la película de Martín Cuervo Con quién viajas con Salva Reina, Ana Polvorosa, Andrea Duro y Pol Monen es un ejemplo de cómo con unos folios bien escritos y las ideas claras se puede plantear una comedia a golpe de pura actuación y técnica. La cinta va de los prejuicios de las primeras impresiones. Captar tantos minutos de atención en la butaca viendo el interior de un coche sin la sobreestimulación del efecto especial, es un arte . Como la interpretación de Salva Reina entre el drama y la carcajada. Ana Polvorosa espectacular. Entre el suspense y los chascos creíbles de la vida misma. Con quién viajas cuenta la historia de cuatro presuntos extraños que a través de una app de viajes compartidos van de Madrid a Cieza. Un recorrido que atraviesa todos los peajes de la sospecha. La película tiene mucho mérito, tanto como organizar el Festival de Cine que sitúa Cenacheriland en el vórtice cultural de todos los noticieros. Un momento playa más que oportuno justo en la comisura de un verano sediento de hospitalidad.

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