Ojo de pez

Pablo Bujalance

pbujalance@malagahoy.es

El batacazo

Si Ciudadanos sabía del pacto PSOE-Podemos, sólo cabe considerar la actitud de Rivera como necia o ridícula

Desde que a McLuhan le dio por decir las tonterías que dijo, no hay autocrítica que no tenga que ver con la comunicación y la divulgación de ideas (erróneas, por supuesto; o cuanto, menos, mal planteadas): no supimos explicarnos, enviamos mensajes confusos, debimos ser mucho más claros, no acertamos a la hora de valorar lo importante. Es ahora, sin embargo, cuando estas reflexiones adquieren especial sentido dado que cualquier mensaje queda abocado a un magma de un ruido informe y agresivo en el que a saber lo que el receptor es capaz de pescar: digamos que es relativamente sencillo escudarse en la trifulca cotidiana de las redes sociales, el miedo al coronavirus y la toxicidad contagiosa de los medios para explicar por qué lo que había que decir no se dijo o se dijo mal. En materia política, una buena campaña de comunicación es ya tan importante, sino más, que el programa. Más aún, hemos visto ascender vertiginosamente a partidos políticos que no tenían nada parecido a un programa, ni nada que decir propiamente, pero han sabido buscarle las cosquillas a la lógica contemporánea de los medios y los mensajes hasta llevarse el asunto a su favor con notable éxito. Ciertamente, la clave para parecer más alto que el de al lado es contar con el community manager más certero. Y mejor pagado, claro.

Viene todo este rollo a cuento porque dice Juan Marín que Ciudadanos se dio el batacazo por "no saber transmitir su mensaje". Y, bien, es cierto que la coyuntura no era precisamente favorable a la comunicación limpia; pero también lo es que, si se trataba de afirmar que Pedro Sánchez tenía cerrado un acuerdo con Podemos desde las últimas elecciones generales, el único mensaje que se empeñó en transmitir Albert Rivera fue el taxativo no es no a Sánchez; así que, de ser ciertas las palabras de Marín, si realmente Ciudadanos tenía de antemano garantizado el acuerdo del PSOE con Podemos bajo cuerda, la actitud del entonces presidente del partido naranja únicamente puede considerarse ridícula o necia. Salvo que, claro, la gobernabilidad del país fuese lo de menos y el objetivo de Rivera fuese liquidar al PP como principal fuerza adversa a Sánchez con el apoyo de Vox, cuyas bondades democráticas cantaron con entusiasmo el propio Rivera y sus correligionarios.

De igual modo, el mensaje que no lanzó Ciudadanos a nivel nacional vino precedido de otro no mensaje bien claro que tal vez esperaban algunos votantes del partido en Andalucía y que tampoco se dio: el rechazo al populismo de Vox. Con cambio o sin él. Pero, ay, a las boquitas les pirra la política.

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