La civilización del amor

Hoy los países más libres y democráticos del mundo son los que tienen su origen en la civilización cristiana

Belén es el origen de la civilización del amor, que se encarnó con el nacimiento de Jesús. Es el Hijo de Dios para los cristianos. Pero también el personaje más importante de la historia para quienes no lo son. Porque predicó la civilización del amor y ofreció las reglas para que los hombres vivan en paz. Todos somos hermanos. Todos somos hijos de Dios. El otro no es tu enemigo. Hay que perdonar al prójimo... Entre las tres grandes religiones monoteístas, el cristianismo es la única que no considera enemigos a los otros. Los judíos se proclaman el pueblo elegido. Los islamistas también. Están en contra de quienes no son como ellos. El cristianismo puso fin al elegido geográfico, extendió el mensaje de salvación a los gentiles, que eran los no escogidos por Dios.

Hoy, en la Tierra Santa de las tres grandes religiones, combaten los judíos de Israel contra los islamistas de Palestina. Con afán de eliminar al otro. Cuando no hay amor se impone la destrucción. Con la excusa de ser los elegidos. Ese esquema lo copió Marx en la política. El enemigo pasó a ser la clase burguesa, los capitalistas. Inventaron la dictadura del proletariado que fue tan criminal como las dictaduras fascistas. Las consecuencias de las guerras (religiosas y políticas) son sufridas por hombres y mujeres, en nombre de ideales.

Entre todas las religiones importantes, sólo el cristianismo y el budismo no consideran enemigos a los otros. Sin embargo, hay un matiz. El budismo se basa en la compasión, que es un sentimiento de lástima, en el que quizás aflora una superioridad. El cristianismo predica que amarás al otro como a ti mismo. Por amor a Dios sobre todas las cosas. No se trata de vencer, sino de convencer. Por eso la Iglesia es misionera.

Por supuesto que el cristianismo también emprendió guerras en el nombre de Cristo. A veces para defenderse. Y a veces para imponer sus creencias. Pero el mensaje es el que se lee en el Evangelio. Las interpretaciones equivocadas fueron posteriores. Hoy los países más libres y democráticos del mundo son los que tienen su origen en la civilización cristiana. Europa y las democracias occidentales proceden del liberalismo social y el humanismo cristiano, de un pacto que se consolidó con la democracia cristiana y la social democracia.

En Belén, en la radical inocencia de un Niño, en el amor más puro, está el mensaje de la civilización humana. Muchos no lo entienden. Y Caín mata a sus hermanos, o busca enemigos creados por el odio.

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