El gran dilema de los eucaliptos

Hace un año informábamos del enésismo proyecto para regenerar los Baños del Carmen. El debate continúa

Los proyectos en Málaga suscitan la capacidad de generar debates durante décadas, para que nunca prescriban. Posiblmente porque jamás un actuación de cierta envergadura nace con el más mínimo consenso social y político. La noticia más importante que publicó este periódico en su primer número, el 16 de mayo de 2004, fue que los urbanistas diseñaban un plan para la capital que contemplaba "750 chalés de lujo en Los Montes".

Esta semana, este rotativo divulgaba que el alcalde Francisco de la Torre conservaba su idea de edificar en suelos por encima de la ronda este, razón por la cual rechazaba una moción de los grupos de la oposición que pretendía proteger esos terrenos y apostar sólo por un anillo verde. Supongo que el mismo cinturón que las principales administraciones públicas prometieron tras los estragos que causaron las inundaciones de noviembre de 1989. No es extraño que el pragmatismo se imponga incluso en los medio ambientalistas que sólo ven posible la repoblación forestal como contrapartida a permitir a cambio determinadas construcciones privadas.

Pero los ejemplos paradigmáticos que dejarían en pañales el título de aquella película de Zinnemann de 1953, De aquí a la eternidad, son sin duda el cauce del río Gualdalmedina, de mayor calado, y el balneario de los Baños del Carmen. Dejo el primero pendiente, con Villalobos saboreando la gloria a principio de siglo con un una infraestructura propia del país de nunca jamás, en el que no faltaron incluso las imágenes de los trenes circulando por el lecho del embovedado, mientras los coches transitaban por el piso superior. Todo con sello oficial del Gobierno, representado por la Confederación Hidrográfica del Sur. La inventiva en campaña electoral.

Hace ahora un año informábamos del enésismo proyecto para los Baños del Carmen. Una década antes, la oposición, PSOE a la cabeza, y vecinos tumbaron el plan que manejaba los privados que explotaban el paraje y que pasaba por levantar un hotel enfrente para financiar los costes. A los socialistas, entonces, no le debía parecer tan estratégica la planta hotelera como luego la torre del puerto. Negocio y especulación debieron pensar. Así que ahora estamos en dotar a la zona de un bosque y despejar qué sucede con Astilleros Nereo y cómo se sumerge un espigón para recuperar la playa.

Un bosque pero ¿con qué árboles? Los vecinos no quieren eucaliptos. En 2012, el Ayuntamiento anunció su tala parcial. Daños en la red de saneamiento y aceras y raíces que aparecían por los inodoros de algunas casas. Pero el alcalde cree que esa arboleda es malagueña cien por cien, aunque llegara hace un siglo de Australia. Aquí sí encuentra el valor paisajístico. Mejor que no lea las conclusiones de lo que pensaba en 2018 la universidad del País Vasco sobre los eucalíptos. Romperíamos relaciones diplomáticas.

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