Luis Carlos Peris

Del intimismo qatarí a un océano por medio

Desde mi córner

Designar varios países sedes del Mundial es una medida que hay que explicar muy bien

18 de octubre 2023 - 00:00

Designar la capital que albergará la final del Mundial de 2030 será un problema más de los muchos que planteará esa barbaridad de jugarlo en varios países. Si algo bueno tuvo Qatar, aparte del campeonato que cuajó Messi, fue su radio de acción. Fue como esa buena faena que se hace en una loseta y así fue el campeonato que se libró en un país anatematizado por sus costumbres y que se hizo con él por el poder del petrodólar.

Hasta esa hipocresía del progresismo a la violeta hocicó y ni siquiera la falta de democracia impidió que se celebrara. Y de un Mundial en una loseta pasamos al que va a librarse en 2026, que tendrá sedes yanquis, mexicanas y canadienses. O sea que se pasa de la comodidad de distancias tan cortas a ocupar toda América del Norte. Y ahí no queda la cosa, ya que cuatro años después serán tres continentes con un océano por medio el escenario para el Mundial de turno.

Javier Aguirre con su lenguaje habitual descalificó ambas opciones calificándolas de mierdas a las dos. Y es que el de 2030 supera el surrealismo del anterior con sedes en España, Portugal, Argentina, Uruguay, Paraguay y Marruecos, casi nada lo del ojo. Lo de las sedes transoceánicas se debe a la conmemoración del centenario del primer Mundial, el de 1930 que ganó Uruguay, y en ellas se jugarán sólo los partidos inaugurales de dichas selecciones sudamericanas.

Y ahora, cuando todavía faltan siete años para ese campeonato, empieza la batalla por acoger los partidos claves. Y en ese abanico de posibilidades, nada como la final, con lo que a ver cómo la alta diplomacia actúa para, por ejemplo, quitarle a Marruecos la idea de jugarla en Casablanca o en Rabat. Portugal querrá Lisboa y en España hasta esos territorios que no quieren ser parte de España andan ya en la tarea de que San Mamés o el Camp Nou se anteponga al Bernabéu. Qué horror.

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