Las medallas de Putin

El equilibrismo en política no siempre es deseable. Y De la Torre quedó en evidencia con sus palabras tras la invasión rusa

U NA distinción muy embarazosa, en 2018 cuando la recogió y en 2022, en esta invasión. Aquella foto resulta estos días de lo más incómoda. En la imagen se ve a Putin condecorando al alcalde de Málaga con la medalla Pushkin por impulsar los lazos culturales con Rusia. El reconocimiento a la apertura en 2015 de la sede malagueña del Museo Estatal de Arte Ruso de San Petersburgo, en el edificio de Tabacalera.

Pero para entonces, el hombre más odiado de momento ya se había anexionado, referéndum exprés mediante y con los "hombres de verde", Crimea. En Ucrania. Y mantenía vivo militarmente el conflicto en la región del Donbás de los rebeldes prorrusos. Pero tampoco le podíamos exigir a Francisco de la Torre que se convirtiera en un paladín de la libertad. El año de la medalla, Rusia acogía un mundial de fútbol y en 2019, Gianni Infantino, el presidente de la FIFA, tomaba el testigo del regidor malagueño y prestaba la solapa de su chaqueta para recibir en el Kremlin la alta distinción. Al fin y al cabo, la Wikipedia define al que fuera jefe de la organización que sustituyó al KGB como un político que ha estado asociado a partidos de "tendencia conservadora".

Distinta cuestión es que al alcalde malagueño le diera por dictar lecciones de pragmatismo geopolítico en plena agresión. Vino a decir que si la Unión Europea no ayuda militarmente a Ucrania para evitar una hecatombe mundial, pues que convenza al país de aceptar el chantaje ruso a cambio de conservar su "independencia". Una auténtica barbaridad que invitó a que le recordara que Putin y Pushkin en una misma ecuación ahora son ya incompatibles.

El equilibrismo en política no siempre es deseable. Siempre en misa y repicando, el problema es que esta vez ha salido de su zona de confort. "Mi postura es la continuidad de estas exposiciones, si no estaríamos perdiendo nivel aquí, lo cual no nos impide apoyar, absolutamente, todas las medidas de sanciones económicas que se han tomado", llegó a defender al principio De la Torre con el Museo Ruso, con acuerdo firmado hasta 2035. Igual porque al ver cómo se las gasta Putin no quería enfurecerlo. Aunque con los más de 8.000 hablantes rusos de la Costa si pudiera, ya tendría buena excusa para invadirnos.

Hace 11 meses se creó en Málaga una fundación de amigos del museo. Con el presidente de un grupo nacional de construcción al frente, el de la Confederación de Empresarios de Andalucía o el de la Asociación Española de Tecnologías de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y del Espacio, entre otros integrantes por la parte española. El objetivo oficial: "promover y ahondar los lazos culturales y artísticos entre España y Rusia". Pero estas realidades resultan ahora muy incómodas.

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