
Paisaje urbano
Eduardo Osborne
Santa Paula
Una estrategia bien conocida en política es la de ir soltando noticias que mantengan entretenidos al personal, mientras se evita resolver los temas de mayor calado. Esa técnica, similar a la que utilizan los cefalópodos son su tinta para despistar a los enemigos mientras huyen, la estamos viviendo en los últimos tiempos en muchas ocasiones. Por ello hoy los ciudadanos empiezan a cuestionarse si alguien está dispuesto a resolver los problemas de la sociedad en vez de seguir perdiendo el tiempo.
Cuando más de una decena de ministros salen en tromba, durante el mes de agosto, a insultar al líder de la oposición, está claro que las necesidades de puntuar ante el presidente, para no ser cesados, son acuciantes. Pero este pueril comportamiento dista mucho de las formas parlamentarias que uno espera en personas seleccionadas para tan altas responsabilidades. No se puede estar en la tumbona de la playa lanzando soflamas contra Núñez Feijóo y seguir sin resolver los múltiples problemas económicos, sociales y políticos que nos han provocado. Sobre todo, porque este nuevo líder del PP viene de ganar elecciones y presidir Galicia desde el año 2009 y, por lo tanto, debe estar bastante acostumbrado a debatir con otros, llegar a acuerdos y, sobre todo, a no contestar los agravios y las ofensas de tan efímeros miembros del Gobierno. Cabe recordar en este sentido como Felipe González ignoraba en su día a Manuel Fraga, demostrando así quién era el verdadero responsable y foco de atención de la política española. Sin embargo, estos nuevos estrategas parecen haber olvidado las normas básicas electorales y centran toda su acción en el actual líder de la oposición, convirtiéndolo de facto en el protagonista de la actualidad y en el más firme candidato a sustituir al actual presidente.
Probablemente ya sea demasiado tarde para corregir errores, especialmente después de los desastrosos resultados socialistas en Andalucía, y de repetirse esta tendencia en la comunidad valenciana habrá hecho desaparecer al PSOE de los gobiernos de todas las regiones más pobladas o extensas de España. Esto tiene una correlación directa con los votos nacionales, como bien sabe Moncloa, ya que dichos referéndums autonómicos se han convertido en un castigo a sus políticas. De ahí que la obsesión por buscar acomodo en instancias internacionales sea tan urgente. Veremos que organismo recoge el guante.
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