Del urbanismo al eufemismo

Del planta baja más seis, como penitencia por la aberración de la Malagueta, hemos pasado a la Ciudad de la Torres y de Paco

Todo tiene truco. Pocos ciudadanos se muestran eufóricos cuando les llegan las notificaciones de los impuestos. Y no es porque teman en el futuro una tasa verde por encender el aire acondicionado dentro del coche. La derecha hace bandera de que el dinero donde genera riqueza es en manos del contribuyente. Sería incapaz de clasificar con los cánones tradicionales a Francisco de la Torre. Pero lógicamente siente esa presión para no darle a la manivela de los tributos. Un punto o dos de populista sí que tiene.

Y, ¿cual es la alternativa para obtener ingresos si a la vez proclamas que cada año congelas los impuestos (el marketing de la bajada masiva queda para otros)? ¿Si a poco más de un año para las elecciones sabes que toca volcarse en los barrios? Por ejemplo, en ese siempre descuidado distrito Este al que ahora destina 16 millones de euros, porque sale más rentable reparar una acera que conseguir una Expo. Pues sólo le queda endeudarse con los bancos, que tampoco es una receta conservadora gastar lo que no se tiene, y apelar, como siempre, al urbanismo. Un concepto silencioso que incluye subastas de suelo, ventas de derechos de aprovechamientos y toda la gama de reformas y modificaciones recaudatorias con las que florece la nueva Ciudad de las Torres y de Paco.

Abajo el planta baja más seis, que durante años rigió en Málaga como penitencia autoimpuesta en los planes generales de ordenación urbana por la aberración de los pisos de La Malagueta, y Gloria a Dios en las alturas, que ya lo canta Serrat. La Gerencia de Urbanismo ingresó el año pasado, sólo por la venta de suelo, 13 millones de euros. El negocio coge carrerilla, pero aún quedan lejos los 80 millones que se recaudaron por ese concepto en 2007.

Ésa es también una forma de dibujar un modelo de ciudad y no es improvisado. El que consigue expulsar unos depósitos de combustible para crear una gran zona verde en el distrito más denso de la capital y le siembra cuatro moles de 34 plantas. Es soló una de las once grandes urbanizaciones residenciales que están en marcha por valor de 140 millones de euros. Los precios de estos pisos, casi todos de lujo, no se suelen desvelar. No es cuestión de estropear los sueños por preguntarnos si los sueldos del sector servicio darán para tanto o tendremos que importar propietarios. De echarle agua a la pujanza de una provincia que, según Idealista, ofrece casi una cuarta parte de las 36.000 viviendas de más de un millón de euros que se venden en España.

"Hay que procurar que el proceso de impulso, sea compatible con la sensibilidad social", dice el alcalde sobre el último episodio de los Callejones (sin salida) del Perchel. Hay que reconocerle que también es un mago del eufemismo.

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