La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

La verdad

Nos han convencido de que titular los problemas con la verdad es de ingenuos, prefieren adornarla para su beneficio

Amenudo dejan la verdad desamparada. Como que estorba. La prefieren pintarrajeada con pinceles ebrios de delirio y supremacismo de su izquierda retórica, empíricamente incapaz. Redundando en su perfidia, adulan la verdad solo cuando les viste bien el traje, les cuadra con el color de la corbata o si va a juego con el pañuelo al cuello o en la cabeza. Solo les vale si les permite usarla para hincar jeringazos en el trasero del adversario. Si chirría incorruptible contra su plan, la desprecian ignorándola. Cuando suena por encima de su canto, la llaman facha. Si amenaza con descarrilar el vagón del tren que transporta su poder, separan el raíl que lo sostiene para frustrar su recorrido.

Con el poder que les confiere su estatus, incluso con su amenaza, marcan el camino a la verdad que más les conviene. Son el epígono irremediable del maquiavelismo fetén.

En el proceso de convencimiento, por ese estrago que les origina tener que perdonar los excesos de los propios, su cla dará por hecho que mentir es el precio que hay que asumir para que no gobierne la derecha. Incluso para organizar una moción de censura, les fue útil la mentira. Disculparán las hipérboles que buscan decorar el relato; dibujarán la pobreza con el mismo color con el que se pinta la demagogia, y reivindicarán lo que sufren los de siempre, manejados en portada mientras su interés haga necesaria su hipocresía.

Que nos quede bien claro quién ayuda a los pobres, a los que multiplican como estrategia de endogámica supervivencia, para no quedarse sin clientela.

Nos han convencido de que titular los problemas con la verdad es propio de ingenuos. Prefieren adornarla para su beneficio; ahormarla para estigma de la derecha y ejercer el populismo de pobres contra ricos, eufemismo de su lucha. Pagando el jornal de los chiqui medios que siguen su plan, a los que sostienen con la dádiva (chantaje) presupuestaria, le han cogido el gusto a expandir su audiencia haciendo mucho ruido en vez de apagando el nocivo sonido de la falsedad.

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