Un día en la vida

Manuel Barea

mbarea@diariodesevilla.es

Que vote Perry

Han olvidado con desfachatez el desaguisado y nos piden -¡otro!- esfuerzo y "responsabilidad"

El torrente de sandeces, y por supuesto de embustes y de patrañas, que vamos a oír, que estamos oyendo ya, desde que el Rey vio que no había candidato alguno que proponer a la investidura hasta el cierre de la próxima campaña electoral -¡otra!-, un minuto antes del comienzo de esa pantomima conocida como jornada de reflexión, va a tener dimensiones similares al causado en el sureste por la gota fría este septiembre. Nos va anegar a todos. Y para esto no va a haber equipos de rescate ni ayudas a los damnificados.

Nada más conocerse que no había nada que hacer y que volveríamos a las andadas se oyeron y se leyeron las primeras alusiones al hartazgo y al cansancio de los ciudadanos. ¿Hartazgo? ¿Cansancio? Créanme si les digo que no es fácil cumplir con el lenguaje correcto a la hora de escribir esta columna, pues saben igual que yo que en español hay una expresión, contundente y muy gráfica, que define a la perfección nuestro estado de ánimo indicando hasta qué parte de nuestra anatomía estamos de todo esto.

Ahora vienen a atribularse algunos con lo que sentimos por efecto de su comportamiento, como si eso fuera a aminorarlo. Recuérdese el "yo no quería hacerlo" o el "no era mi intención" tan socorrido en la historia universal de la delincuencia. Ahora vienen con que entienden que el electorado esté hasta los mismísimos, cuando al tiempo no han cesado de bombardearnos, olvidando con desfachatez el desaguisado y pidiéndonos un esfuerzo -¡otro!- y "responsabilidad" (!!!).

Y con un chantaje de manual: unos con el consabido tueste de que si nos quedamos en casa se lo vamos a poner en bandeja a a la derecha y, lo que es peor, a sus amigotes ultras, y los otros recordándonos que los "enemigos de España" son los de siempre, esos izquierdosos que incapaces de ponerse de acuerdo -afirmación ésta por otra parte muy acertada en este caso concreto, mal que les pese a algunos- nos han metido en este laberinto del que sólo ellos nos pueden sacar (y aquí, claro, mira uno al Casado y al Rivera y su banda y asume con resignación que mejor nos vamos buscando un cobijo lo menos frío posible en el laberinto).

A mí, qué quieren que les diga, estos días me han venido a la cabeza unas palabras de Kropotkin, y me importa un bledo si a alguien le provoca sarna esta cita del príncipe anarquista: "Mientras tengamos una casta de holgazanes que viven de nuestro trabajo, bajo pretexto de que son necesarios para dirigirnos, estos holgazanes serán siempre un foco pestilente para la moral pública". Amén.

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