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Conseguir curar la enfermedad de parkinson es pensar en un horizonte muy lejano. Los experimentos que actualmente se están desarrollando con células madres no están teniendo todo el éxito que se esperaba, y las nuevas investigaciones que se realizan en torno a esta dolencia no se podrán probar ni siquiera en animales en torno a los cinco o diez años. Sin embargo, sí se puede mejorar la calidad de vida de los pacientes con un diagnóstico precoz.
El curso Imagen y otros métodos complementarios en neurociencia que estos días se desarrolla en Vélez-Málaga contó ayer con la presencia de Alberto Martínez Serrano, profesor de Biología Molecular del Centro de Biología Severo Ochoa de la Universidad Autónoma de Madrid, quien explicó que es necesario "desmitificar el uso de células madre" en el parkinson
Según Martínez Serrano, ahora mismo en el laboratorio se pueden generar neuronas humanas a partir de células embrionarias y células madre que se obtienen de tejido fetal. Sin embargo, "cuando las trasplantamos en modelos experimentales como roedores, o bien, las células generan tumores y frenar su proliferación es muy difícil, o bien, no sobreviven".
El experto aclaró que pueden diferenciarse antes de trasplantarlas pero el problema es que no sobreviven. Por tanto, ninguna de las dos alternativas es válida.
En el caso de las células troncales del tejido fetal, "el problema es que proliferan muy mal y es complicado generar suficiente cantidad". El ponente señaló que éstas tienen la ventaja de que no generan tumores al trasplantarlas aunque tampoco sobreviven.
La conclusión no es otra que "efectivamente se pueden generar las neuronas necesarias para tratar el parkinson, pero hay mucha investigación por delante para solucionar distintos problemas". Algo que llevará todavía "bastantes años" de investigación.
Martínez Serrano reconoció que es una enfermedad muy compleja y que desde el punto de vista de la terapia celular han sido necesarios muchos años para entender la biología de las células madres. "Cada pequeño detalle del proceso del trasplante en animales requiere experimentos de muchos meses y años para completar. Y si algo ha salido mal, hay que volver a rehacer", afirmó el ponente, quien recordó que la terapia celular con tejido fresco comenzó en roedores hace 30 años, con pacientes de parkinson hace 20, con células madre en el laboratorio hará unos 15 años y ahora, "quedarán otros cinco o diez años hasta que veamos algo que ha mejorado tanto en el aspecto de seguridad como de eficiencia en roedores y primates, y sin que eso ocurra no puede ir a humanos".
La cuestión más importante es diagnosticar cuanto antes la enfermedad porque actualmente cuando el paciente llega al médico ya "ha perdido el 60 ó el 80% de las neuronas. Si se pudiese detectar precozmente, el enfermo sería diagnosticado y tratado antes. Entonces habría más material en el cerebro para poder tratar, salvar o mejorar su calidad de vida". El problema es que cuando llegan a la consulta ya tienen unos síntomas muy manifiestos. "Entonces ya hay poco que hacer para recuperar. Sólo se puede pensar en fármacos que cumplan la función de esas neuronas", sentenció.
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