Incendio

Caos e indignación entre los desalojados

  • Los vecinos mostraron su malestar por la gestión del incendio que está quemando sus municipios y fincas

  • La solidaridad se disparó en los municipios de acogida y los ayuntamientos pusieron todos sus recursos

Traslados de los ancianos de la residencia de fajarán

Traslados de los ancianos de la residencia de fajarán / Javier Flores (Ronda)

Las alarmas saltaron a primera hora de la mañana de ayer cuando se anunciaba el desalojo de Jubrique y Genalguacil. Inmediatamente ponía en marcha un gigantesco dispositivo para atender a los vecinos que se veían obligados a dejar sus viviendas.

Tras ellos fueron cayendo uno tras otro los restantes cuatro municipios que finalmente tuvieron que ser desalojados de forma preventiva. Unas noticias que hacían que tuviese que acelerarse todavía más el proceso para atenderles a todos, ya que la localidades de Algatocín y Benarrabá a las que se hicieron los primeros traslados ya no tenían más capacidad. Por ello se optó también por habilitar el polideportivo del barrio de San Francisco de Ronda.

Allí comenzaron a derivarse vecinos de Genalguacil en un primer momento y posteriormente de Alpandeire, Faraján, Júzcar y Pujerra, hasta llegar a recibir casi más de un centenar de personas.

Desalojados llegando a Ronda Desalojados llegando a Ronda

Desalojados llegando a Ronda / Javier Flores (Ronda)

Para entonces el Ayuntamiento rondeño había desplegado un importante dispositivo para atenderles. La solidaridad se disparó. No paraban de llegar envíos de agua, comida, máquinas de aire acondicionado o voluntarios que querían ayudar en lo que fuese necesario. Tal fue el volumen de solidaridad que el Consistorio rondeño tuvo que pedir a los vecinos que dejasen de enviar comida. Tortillas, paella, pimientos fritos, ensaladas, dulces, café, bocadillos a centenares, refrescos, fruta… Ello permitió no solo atender a los desalojados, sino también a las decenas de personas que participaban en el dispositivo de desalojo.

Además, debido al número de personas mayores que viven en estos municipios también fue necesario emplear una gran cantidad de ambulancias públicas y privadas para los traslados, mientras desde el Servicio Andaluz de Salud configuraron diferentes dispositivos para acompañarles en los traslados o atenderles dentro del polideportivo si era necesario, incluso un equipo de psicólogos permaneció en las instalaciones.

Hubo momentos de caos, pero no por fallos de organización, sino por la cantidad de desalojados a atender, así como de servidores públicos y voluntarios que participaban en el dispositivo. Entre los evacuados, el malestar era latente por la gestión del incendio. Algunos incluso mostraban su indignación. Muchos advertían sobre las consecuencias de cara al futuro. “Es una ruina”, repetían uno tras otro. Y es que las llamas están calcinado no solo monte. Es su modo de vida y el sustento de sus familias. “Todos seguimos viviendo de un modo o de otro del campo”, afirmaba Raquel Medinilla.

llegada de ambulancias a Ronda llegada de ambulancias a Ronda

llegada de ambulancias a Ronda / Javier Flores (Ronda)

Si se quema, no tenemos a dónde ir. Además vivimos de la castaña”, señalaba Mouad Talhaoui junto a su pareja y su niño de corta edad.

También muchos de ellos vivieron con miedo y nerviosismo la evacuación. “He pasado muchos nervios; me dio un ataque de ansiedad y no me quería venir”, decía María Ortiz. Su tía, de 92 años, tampoco quería irse, aunque finalmente la convencieron.

Unos vecinos que pensaban que tendrían que pasar la noche en las camas habilitadas por Cruz Roja. Pero la solidaridad volvió a aparecer y pudieron ser realojados en residencias, hoteles y casas rurales.

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