Semana Santa

Esperando al obispo

  • Jesús Catalá recibió orientaciones cofrades durante el pregón para que no se le escapase nada · Un escenario, tres cambios

Su estreno para presidir el pregón de la Semana Santa se hizo esperar. El nuevo obispo de Málaga, Jesús Catalá, conoció ayer una de las experiencias cofrades por excelencia. El prelado no quiso que nadie lo recogiera, desde su llegada quiere conocer todo por su propio pie. Pero ayer acudió al Cervantes en taxi, porque llegaba tarde. En el teatro, lleno hasta la bandera, la anécdota pasó desapercibida.

Los conocimientos de Jesús Catalá sobre la Semana Santa siguen creciendo, aunque ayer sí que le costó entender algunas citas de la pregonera. El argot cofrade requiere una especialización que irá adquiriendo poco a poco. El propio presidente de la Agrupación de Cofradías, Rafael Recio, que estuvo a su lado en el palco presidencial, actuó como docente. Como un lazarillo, Recio explicó al obispo el significado de los mensajes que la pregonera lanzó sobre las tablas del teatro. Según dice, el purpurado se mostró muy interesado.

La banda de música de la Expiración abrió el acto con un concierto compuesto por tres obras, una por cada cofradía de la pregonera (Benigne Fac Domine, María Santísima de la Penas y Malagueña Virgen de la Paloma). Además de los himnos de Andalucía y España. En total, 15 minutos. Aunque la banda no guardó sus instrumentos, para sorpresa del respetable, en dos ocasiones volvieron a tocar durante el pregón. Interpretaron una parte del Poema Sinfónico (Perfecto Artola) y de Mater Mea (Ricardo Dorado).

La decoración del escenario sirvió de radiografía para conocer el curriculum cofrade de la pregonera. Sobre una mesa tapizada de terciopelo azul, de la Paloma, presidía el Niño Jesús de la capilla del Monte Calvario vestido de nazareno, con cirio incluido. La imagen estuvo flanqueada por dos candelabros de cuatro brazos que daban luminosidad al conjunto y sabor cofrade. En la mesa también figuraba un libro de estatutos y una cruz de la Santa Caridad, por parte de las Penas. A la izquierda, una silla sirvió de soporte para un equipo de nazareno del Señor de la Puente. Flores la ha vestido durante 33 Miércoles Santo. En el centro del escenario, una foto de Jesús de la Puente.

Pero éste no sería el decorado definitivo. El Cervantes tiene la capacidad de poder albergar cualquier escena, aunque todavía no se haya consumado. Así, el escenario cambió en tres ocasiones. Al hablar de las Penas, una réplica de la capilla de Pozos Dulces se levantó sobre las tablas. La recreación de nueve nazarenos y la proyección del trono de la Virgen completaban la estampa. Después, la imagen de esta dolorosa dio paso a la del Monte Calvario, para acabar con la cruz desnuda del Cristo Yacente con el sudario. La puesta en escena fue aplaudida por el público.

A Flores le preocupaba su voz. En los primeros instantes no le salía del cuerpo, pero poco a poco se fue sintiendo más cómoda. No tuvo altibajos en su locución y apenas gesticuló pero no se hizo necesario pues fue perfectamente audible.

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