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El hombre lleva más de 2.000 años consumiendo tabaco. A pesar del conocimiento actual sobre el daño a la salud que provoca dicho consumo (cáncer, enfermedades cardiovasculares y respiratorias, envejecimiento), todavía siguen fumando unos 1.100 millones de personas en todo el mundo; y sólo en Europa mueren 1,2 millones debido al hábito del tabaco según la Organización Mundial de la Salud. Se estima que el 55% de los fumadores quiere dejar de fumar, sin embargo, en muchas ocasiones la fuerza de voluntad no es suficiente para abandonar la adicción, y hay que apoyarse en algo más. En la actualidad, existen muchos métodos para dejar de fumar, desde los chicles de nicotina y los parches hasta la hipnosis.
Claudio Jiménez tiene 46 años y probó su primer cigarro siendo un adolescente. "Empecé fumando unos ocho cigarrillos al día y terminé consumiendo dos paquetes diarios", explica Claudio. La nicotina es una droga psicoactiva. Una vez que ingresa en el organismo actúa sobre los mismos sectores del sistema nervioso donde actúan la cocaína, anfetaminas y los opiáceos. Cuando una persona fuma, la nicotina contenida en el humo del tabaco, pasa primero por los pulmones, luego por la sangre y a través de ésta se distribuye por todo el organismo, alcanzando en menos de 10 segundos el sistema nervioso. Al igual que pasa con otras drogas, se desarrolla el fenómeno de tolerancia, y es necesario aumentar progresivamente la toma para experimentar los mismos efectos. Los fumadores comienzan consumiendo solo unos cinco cigarrillos, y con el tiempo necesitan fumar 20 o más. Claudio dejó de fumar hace dos años con una terapia sustitutiva basada en la toma de nicotina pero sin el resto de sustancias tóxicas y por una vía distinta al tabaco: chicles, parches o aerosoles de nicotina. "Además también recibí apoyo psicológico", apunta.
En este sentido, además de la terapia individualizada, existen terapias de grupos fundamentadas en informar al fumador sobre los daños que produce el tabaco en el organismo y de los beneficios que supone dejarlo. Después, los psicólogos enseñan a vivir sin fumar y a realizar técnicas de relajación. José Enrique Cobos, asiduo consumidor de tabaco desde los 16 años, asistió a una terapia de grupo que trabajaba el método del libro Es fácil dejar de fumar si sabes como. "Me apunté junto con otros doce compañeros del trabajo. El método consistía en dos sesiones de cuatro horas cada una. Dejé de fumar durante tres meses, pero luego recaí y tuvieron que reembolsarme el dinero que pagué por la terapia. En la actualidad estoy inscrito en un servicio on line de la facultad de psicología de la UNED que facilita el abandono del hábito", describe.
Muchos fumadores consumen tabaco motivados por entornos sociales como una reunión, una comida, un festejo. Por ello, muchos que desean dejar de fumar evitan espacios donde se fume, y se rodean de personas que les animan en el abandono. Laura Gómez dejó de fumar hace dos meses. "Me vi medio obligada por recomendación de mi dentista. Estuve siete días sin salir de casa y después me compré un gran paquete de chicles, cuando quería fumar me comía un chicle. Además, evitaba el café, el alcohol, las comidas copiosas, les pedía a mis amigos fumadores que no tuvieran el paquete de tabaco encima de la mesa cuando tomábamos algo", expone Laura.
Francisco Javier Palma tiene 38 años y hasta hace tres meses tomaba dos paquetes de cigarrillos diarios. "Desde que a mi hija le explicaron en las clases de su colegio los daños que provoca el tabaco siempre me pedía que dejara de fumar. Aproveché que estuve enfermo con la garganta y no fumé durante tres días para dejarlo definitivamente. Ahora si me apetece un cigarrillo me acuerdo de mi niña, de lo contenta que está porque lo haya dejado y me motiva para que no recaiga", dice Francisco Javier.
Sin embargo, cuando la voluntad no es suficiente hay personas que optan por la sugestión. "Muchos fumadores quieren a nivel racional dejar de fumar porque conocen los beneficios de hacerlo. Sin embargo, la adicción es una pulsión inconsciente", manifiesta María Ordóñez, psicóloga que utiliza la hipnosis contra la adicción a la nicotina. Según la especialista, este proceso exige de una primera entrevista donde se analizan la motivaciones que apoyan el abandono; posteriormente, un descanso de 10 minutos donde se produce un despido simbólico del tabaco; y a continuación, se induce la hipnosis. "Con la técnica el paciente se relaja, y se altera la conciencia positivamente", defiende María. Según ella, tras la primera sesión la persona deja el hábito aunque existen otras dos de refuerzo por si fuera necesario. Durante los ocho años que lleva utilizando esta técnica, María Ordóñez valora que han abandonado el tabaco el 80% de sus pacientes, si bien no existen estudios científicos al respecto.
En cualquier caso, dejar de fumar parece que depende de cada persona, a unos será más sencillos unos métodos que otros, pero sobre todo, hay que querer desprenderse de estos humos. Antonio Bolaño dejó de fumar en noviembre de 2009 con apoyo farmacológico, una vía que triplica las posibilidades de éxito, pero los medicamentos deben ser prescritos por un médico de cabecera, neumólogo o especialista en tabaquismo. Para todos los exfumadores, los beneficios de abandonar el tabaco son disfrutar física y psíquicamente más y mejor de la vida. Los alimentos intensifican su sabor , mejora el aspecto de la piel y los dientes, se evitan enfermedades cardiovascuales y respiratorias, y se ahorra dinero, pues la toma de dos paquetes diarios de cigarrillos supone el gasto de unos 200 euros al mes, casi el mismo dinero que el pago mensual de la compra de un coche.
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