Unicaja

BCL: El caramelo de Belgrado

Vista del Belgrado Arena.

Vista del Belgrado Arena. / Euroleague

Belgrado, la ciudad blanca, coronará al campeón de la Basketball Champions League 2024. Su grandioso Stark Arena, con capacidad para más de 20.000 espectadores, será el escenario de la octava final de esta competición creada por la FIBA de manera alternativa y que intenta sacar su cabeza ahora que se vislumbra una fusión con la Eurocup en un par de años. En el verano de 2021 el Unicaja eligió emigrar desde el universo Euroliga. Y el paso atrás ha servido para coger impulso como entidad. Hay ilusión siempre por ganar un título, aunque el equipo malagueño se esté mostrando dominador hasta ahora en la competición. Pero con un play off previo y una Final Four posterior la teórica superioridad que se haya exhibido se diluye. 

La decisión de escoger Belgrado como sede causó algo de sorpresa en el mundillo. No hay ningún equipo serbio desde el Round of 16 en la competición. Es un lugar en el que se venera el baloncesto, una de las capitales mundiales de la canasta, pero para una ciudad que cada semana ve partidos de Euroliga por duplicado, ¿qué aliciente tiene una Final Four de la BCL? Es una pregunta que se resolverá del 26 al 28 de abril, fecha del evento. Inicialmente previsto del 3 al 5 de mayo, ese fin de semana no estaba disponible el Stark Arena. Se barajó retrasarlo al fin de semana del 10 al 12 de mayo, pero para esa fecha está previsto el último fin de semana de la Liga Endesa, con la alta posibilidad de que haya tres equipos españoles en la cita. Así que se decidió adelantarla. Parece un poco precipitado que desde el hipotético tercer partido de los cuartos de final hasta el arranque de la Final Four sólo haya nueve días. Pero la FIBA y la BCL apostaron por privilegiar un escenario potente como Belgrado sobre otras cuestiones logísticas.

Es la capital serbia un caramelo extra para la Final Four. Es un lugar con historia, llamativo. En el mismo sorteo de cuartos se exhibía músculo deportivo con Svetislav Pesic, Zeljko Rebraca o Dragan Tarlac ejerciendo de anfitriones o manos inocentes. Es un sitio con liturgia que, de alguna manera, aumenta el realce y el atractivo de la competición, exhibirse en un gran escenario es lo que cualquier jugador quiere. Parece utópico que acudan más de 20.000 personas, como cuando juegan Partizan y Estrella Roja. Se irán vendiendo las entradas de los anillos inferiores de la grada y, en el caso de que la demanda crezca, se abrirán más zonas. La ausencia del Hapoel resta un foco posible de miles de visitantes, como se comprobó en Málaga. En las próximas fechas se irán ofreciendo más detalles porque el hueco es pequeño. Y el hecho de que no haya un anfitrión que juegue resta una base amplia de espectadores.

Las conexiones desde Málaga no son óptimas en vuelos, pero es un destino barato en alojamiento para los cánones malagueños. El club cajista, lógicamente, está haciendo trabajo de previsión para el hipotético caso de que se derrote al Promitheas y se superen los cuartos de final para jugar la segunda Final Four consecutiva porque no hay mucho margen, pero obviamente no pisará el acelerador y comunicará nada hasta que no sea un hecho concreto. Se respeta al equipo griego, cuarto de su Liga y que ha ganado a UCAM Murcia, AEK y Hapoel Holon, tres equipos que han pisado la Final Four en los últimos años, en la fase anterior.

En un mes el Unicaja puede estar viajando a Belgrado para ganar un título. En 2001 se desplazó hasta la misma ciudad para coger después un autobús a Vrsac y conquistar la Copa Korac. La fiesta fue después en la capital serbia. Para repetirlo hay que remar antes bastante.

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