Unicaja

Ouassim Oumaiz, una final que se hizo de rogar

  • El nerjeño, de 24 años, disfruta y compite en Budapest en la final de los 5.000 metros, su primer gran evento absoluto en pista, después de una larga travesía del desierto

  • Mínima mundialista

Ouassim Oumaiz y Mo Katir.

Ouassim Oumaiz y Mo Katir. / RFEA

Han pasado ya unos cuantos años desde que, en diciembre de 2018, Ouassim Oumaiz asomaba la cabeza a nivel europeo conquistando la medalla de plata en un Europeo sub 20 de cross tuteando al hoy astro mundial, uno de los cinco mejores atletas del mundo, Jakob Ingebrigtsen. Con descaro e irreverencia, su correr grácil y ligero llamaba la atención. “Tiene algo especial, es evidente”, decía Antonio Serrano, su primer entrenador en la élite. Con el noruego corría el pasado jueves en la misma serie de 5.000 metros del Campeonato del Mundo que se celebra en Budapest (Hungría). Allí conseguía el joven nerjeño (1999) meterse en la final del evento universal, el primero en el que participa a nivel absoluto. Es difícil gestionar las expectativas. Con Oumaiz eran enormes.

No ha sido un camino fácil para Ouassim, que poco después era campeón de España absoluto, hacía un Top 20 en el Mundial y anunciaba un tiempo de gloria en el mediofondo malagueño y español que no llegó. Los caminos no son rectos, hay avances y retrocesos. Algunas lesiones, una enfermedad que contrajo en Uganda cuando estuvo tres meses entrenando en casa de Cheptegei, cambios de entrenadores hasta llegar a la casilla de salida con Antonio Serrano, quien guió sus primeros pasos en la élite después de que su padre, Abderrahim, un notable atleta que se afincó hace 30 años en Nerja, le iniciara y tutelara. Camarero en el Chiringuito de Ayo, uno de los grandes impulsores de este deporte en la provincia, compatibilizó trabajo y deporte y rozó las 2 horas y 10 minutos en el maratón. Y dejó genes de calidad y unos valores en su tercer hijo.

Ouassim, gran especialista en cross (ganó en Atapuerca, el mejor del mundo en puntuación entonces), está completando su mejor verano, azul como la de su Nerja natal. Buenos inviernos en el barro y en la pista cubierta no tenían continuidad. No le salieron buenos estíos, fallando para ir a los Juegos, Europeos o Mundiales anteriores. Había tenido chispazos tremendos, pero no continuidad. Tras una concentración en Marruecos buscando sus huellas y sus orígenes, en julio tronó en Bélgica, logrando la quinta mejor marca española de la historia (13:06.42) que le valía el tiempo para competir en Hungría. Continuó ganando con brillantez el Campeonato de España, superando el talón de Aquiles de las carreras tácticas. Y el jueves corrió con audacia e inteligencia en una serie con grandísimos nombres, quedando cuarto y ofreciendo buenos síntomas.

Este domingo, a las 20:10 horas, la final. Con él, un buen colega, Mo Katir, en otro estatus por ahora. Pensar en una medalla es bastante osado. Un puesto de finalista (ocho mejores) sería sensacional, entraría en otra órbita de becas y ayudas. Pero lo primordial es disfrutar y competir. “Todo está escrito”, decía el malagueño tras alcanzar la final.

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