Unicaja

Pepu Hernández: "Ibon Navarro me parece un tipo entero"

Pepu Hernández, en el último Salón de la Fama

Pepu Hernández, en el último Salón de la Fama / EFE

Ibon Navarro ha aparecido en el candelero mediático durante la última semana, aunque es un entrenador muy estimado también lejos de Málaga, reconocido por su trabajo en el Unicaja, con una personalidad, lado visceral, que forma parte del pack. "No voy a pedir perdón por no ser perfecto", decía el vitoriano, ya en frío tras la reacción robada ante el Real Madrid. Sorprende que un personaje de la magnitud de Pepu Hernández (Madrid, 1958), todo un campeón del mundo, otra escuela a la del vitoriano, más reposado, acceda a exaltar al entrenador del Unicaja, cuando no acompañan los tiempos; una tendencia que ahora se inclina por esa vertiente de negar a Ibon. La maquinaria del Madrid es demasiado potente. "Bueno, hay ahora un entrenador en el Unicaja de Málaga que me parece un tipo entero (refiriéndose a Ibon Navarro). Me gustaría conocerle mejor", verbalizaba Pepu Hernández en una entrevista para Relevo, con un tono más desenfadado que una entrevista estándar.

"Soy raro, todos los entrenadores somos raros. En fin, quizá él no lo sea", añadía Pepu, alejado de la política desde el pasado verano. Es con 498, el noveno entrenador con más partidos dirigidos en ACB, por detrás de Aito García Reneses (1077), Pedro Martínez (en activo), Manel Comas (745), Luis Casimiro y Salva Maldonado (en activo ambos), Javier Imbroda (605), Gustavo Aranzana (584) y Alfred Julbe (542). En su palmarés, además del oro mágico en Japón, está la plata del Eurobasket de 2007, esa no canasta de Pau Gasol en la final ante Rusia. Con clubes, fuera de los banquillos desde 2012, una Copa del Rey con Estudiantes en el 2000, subcampeonato de una Korac y un subcampeonato de la ACB en 2004, todo con los estudiantiles. Y esa inolvidable frase al llegar de Japón en 2006:  "Os voy a decir una palabra. Y escuchadla bien, porque va a ser una palabra muy importante: ba-lon-ces-to.".

"Últimamente lo defino como un buen hábitat, un lugar amable, saludable y formativo. No me refiero solamente al baloncesto competitivo, sino a todo lo que abarca este deporte. La gente cree que como he entrenado a Estudiantes, Joventut y la Selección, me dedico al juego de élite. Pero yo soy un entrenador de formación. Intento serlo incluso con los tíos mayores, porque eso supone dejar un poso que va más allá de títulos o medallas. Ya sé, parece que más que un deporte, defino un refugio. Me he retirado ya dos veces", reflexionaba en esta entrevista de lo que supone actualmente el baloncesto. 

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