Copa del Rey Málaga 2020

  • Carlos Suárez, Alberto Díaz, Jaime Fernández, Darío Brizuela y Rubén Guerrero conforman un interesantísimo núcleo nacional que es la base del Unicaja y que tiene en esta Copa un gran escaparate

Pata negra nacional

Los jugadores del Unicaja posan en el Palacio de Ferias y Congresos. Los jugadores del Unicaja posan en el Palacio de Ferias y Congresos.

Los jugadores del Unicaja posan en el Palacio de Ferias y Congresos. / Javier Albiñana

Carlos Suárez debutó en la Copa del Rey en 2005, pocos días antes de que el Unicaja levantara en Zaragoza el primer título nacional de su historia. Tenía 18 años, meses antes había sido campeón de Europa junior formando tándem con Sergio Rodríguez (les dirigía Txus Vidorreta, posible rival en semifinales este año) y Pepu Hernández le colocó de titular en el cuarto de final entre el Estudiantes-Real Madrid. 15 años después, está presto de nuevo para jugar la competición del KO con el Unicaja. Una ilusionante, en casa. Aunque Suárez advierte de que el Carpena es distinto en un partido de Copa. Pasó la experiencia en 2014, cuando el Unicaja fue eliminado por el Zaragoza en cuartos de final.
El capitán es el más veterano del interesantísimo núcleo nacional que el Unicaja ha ido formando en las últimas temporadas. Con Suárez de padre espiritual, un grupo que se acerca a la madurez, jugadores nacidos entre 1993 y 1995, ya internacionales. Va creciendo en el seno del club la convicción de que apostar por el jugador español ofrece seguridad, pero no es tan sencillo e infalible. El baloncestista nacional contrastado no es barato y el que descuella sobremanera tiene al Madrid y al Barcelona, al Valencia casi a su mismo nivel, apostados esperando. En esa liga quiere jugar el Unicaja. Vienen generaciones interesantes desde Los Guindos y hay que aguzar la sagacidad de detectar el talento emergente. Véanse dos casos que destacan: Jonathan Barreiro en Zaragoza y Xabi López Arostegui en Badalona. Empero, en la década anterior se hicieron apuestas muy importantes, en su momento, como Saúl Blanco o Guillem Rubio, que no salieron tan bien. No hay fórmula que no falle, pero en ellos, en los nacionales, está puesta la principal esperanza para hacer algo gordo en esta Copa del Rey que hoy comienza en el Carpena. Son los que han ofrecido mayor regularidad en el rendimiento.
Suárez lleva ya siete años y la idea es que continúe algunos más, ya se le tiene por un malagueño de Aranjuez. Se tratará su ampliación en los próximos meses, aunque el club puede ejecutar una cláusula prevista en su contrato. Alberto Díaz debutó en 2012 y, tras hacer mili en el Clínicas, Bilbao y Fuenlabrada, desde 2015 se asentó en el primer equipo con 21 años. Tiene contrato hasta 2021. El fichaje de Jaime Fernández en 2018, previo pago de cláusula al MoraBanc Andorra, y su excelente rendimiento animó al club a seguir la apuesta por el jugador nacional. Se le amplió vínculo hasta 2023. Se reclutó a Rubén Guerrero, formado entre Marbella y Los Guindos, tras su master de seis años en Estados Unidos, entre Kansas, Florida y Alabama, con una metamorfosis total en su juego, a final de la temporada 2018/19. Firmó hasta 2021. Y, en diciembre de 2019, en una inusual oportunidad de mercado a mitad de temporada, se cerró, de momento, el círculo con Darío Brizuela, al que se le echó el lazo hasta 2023. "Es una persona que se integró muy rápido, que conoce el juego. Nos conocemos de jugar con él y contra él y sus adaptación ha sido inmediata. Es como si llevase desde pretemporada", cuenta Alberto Díaz. Ambos fueron compañeros de habitación en la España sub 20 que fue subcampeona de Europa en 2014, después de haber coincidido en sub 16 y sub 18. El vínculo llega desde entonces a sus familias. El vasco también jugó con Jaime en el Estudiantes, hay lazos fuertes en este núcleo español. 
Carlos Suárez, Jaime Fernández, Alberto Díaz, Darío Brizuela y Rubén Guerrero. Carlos Suárez, Jaime Fernández, Alberto Díaz, Darío Brizuela y Rubén Guerrero.

Carlos Suárez, Jaime Fernández, Alberto Díaz, Darío Brizuela y Rubén Guerrero. / Javier Albiñana

"Es importante, me ha pasado en el Madrid cuando estuve. El Madrid se dio cuenta de que funcionaba, Valencia cuando ganó la Liga, Barcelona... Es muy importante, no quiere decir que los de fuera no lo sean, no es así. Necesitamos a todos los jugadores. Para hacer algo grande tenemos que estar enchufados todos, tener nuestro momento cada uno. Eso es necesario para hacer algo grande en la Copa en Málaga. El club ha hecho grandes movimientos con Jaime, Rubén y Darío. Ha habido que pagar traspasos en algunos casos, pero lo bueno tienes que pagarlo. Han sido unos grandes movimientos del club, hay que darles la enhorabuena, sirve para sembrar algo", sostiene Carlos Suárez. Es frecuente ver a los jugadores españoles en Los Guindos presenciando partidos de cantera o del Femenino. Esa identificación es importante, pero lo que verdaderamente les hace esenciales es su papel en la cancha. Carlos Suárez es el máximo reboteador (4.8) y valorado del equipo (10.9) entre ACB y Eurocup. 
El presidente de la Federación España y antiguo jugador del Unicaja, Jorge Garbajosa, añade un matiz a ese debate del jugador nacional. "Se suele elogiar la identificación de los jugadores nacionales, su compromiso con los clubes... Pero me suele faltar un elogio. Que los jugadores españoles son los mejores de Europa. No lo digo porque los aprecie, es la realidad. En el último año hemos sido campeones sub 16 y sub 18 de Europa, medalla de plata sub 20. Y campeones del mundo. Es un reivindicación al trabajo que está ahí. No es una casualidad. No es altruismo apostar por el jugador nacional. Ese modelo funciona. El jugador nacional responde cuando tiene oportunidad. A nviel extradeportivo también, pero en la cancha son extremadamente importantes", dice el que fuera héroe de los título de Copa y Liga del Unicaja en 2005 y 2006.
"Suma mucho. El hecho de que seamos jugadores de verdad importantes, que tengamos minutos en momentos decisivos, es aún más importante. Hay equipos con un núcleo de españoles que no participan tanto en el juego. Creo que nosotros, los cinco españoles que somos, somos importantes. Es fundamental para el equipo, para la gente que viene de fuera se adapte rápido. El núcleo es muy admirable. Por ejemplo, Zaragoza, nuestro rival mañana, junta gente de ACB de toda la vida, gente de mucha proyección con gente ya veterana, es una gran mezcla, son un equipazo. Es gente que conoces, has jugado mucho tiempo en la selección con ellos y eso motiva, estará guay, esas cosas gustan", dice Darío Brizuela sobre la situación parecida en configuración de plantilla entre ambos equipos en el duelo de mañana. Él promedia 11.4 puntos por partido, sólo Adams suma más (12.3).
Brizuela, Suárez, Fernández, Díaz y Guerrero, en el Palacio de Ferias y Congresos. Brizuela, Suárez, Fernández, Díaz y Guerrero, en el Palacio de Ferias y Congresos.

Brizuela, Suárez, Fernández, Díaz y Guerrero, en el Palacio de Ferias y Congresos. / Javier Albiñana

Brizuela lleva poco tiempo en Málaga. Algo más otro jugador de máxima importancia en el plantel, Jaime Fernández, que también ve como una oportunidad a medio y largo plazo de construir algo muy sólido el grupo del que forma parte. "Es importante que en un equipo haya un bloque de jugadores nacionales porque conocemos la Liga, sentimos Unicaja y Málaga como nuestro. Es importante que jueguen, que tengan relevancia, como nosotros. Es algo importante. Creo que sí, creo que Málaga debería valorar eso que tenemos. Somos jóvenes, tenemos mucho baloncesto por dar y ojalá sea en Málaga y todos lo disfrutemos, que estemos todos juntos". Jaime es el mejor pasador del equipo (4.1 asistencias) y el segundo más valorado (10.7).
Los mejores momentos históricos del Unicaja han coincidido con una importancia grande del jugador nacional. El mítico subcampeonato del 95 tuvo la conjunción de un talento alto en sus tres extranjeros (Ansley, Babkov y Miller) y un papel galvanizador de los de la casa. De los canteranos, como Nacho Rodríguez, que se asentaría en la selección española, Dani Romero, Curro Ávalos y Gaby Ruiz. Con un Alfonso Reyes que dio impulso llegado desde la cantera del Estudiantes, que ha nutrido históricamente antes y después (Jiménez, Suárez, Jaime, Brizuela...). Entonces había una obligación porque el tope era de tres extranjeros, el resto debía ser nacional.
El ciclo Copa-Liga-Final Four consagró a Berni Rodríguez y Carlos Cabezas. Un revisionado a partidos trascendentes de aquella época refresca cuán importantes eran los dos en finales apretados. Aquella semifinal de Copa contra Valencia, el decisivo para ir a la Final Four, el quinto de semifinales ante el Joventut... "Eso es lo mejor. No hay nada como eso. Triunfar en tu casa... ¿A cuántos deportistas les pasa? Yo estaba lejos de casa, veía a gente de fuera y miraba a Carlos y Berni y observaba a dos chicos de Málaga. Es rarísimo que se produzca. Dos chicos de la casa y con un rol muy importante. Era algo francamente inusual", recordaba Sergio Scariolo sobre cómo admiraba, con algo de envidisa sana, a Cabezas y Berni cuando se celebraban los títulos.
Esa cuota malagueña la conforman ahora Alberto Díaz y Rubén Guerrero. Un base de corazón que entronca con esa tradición de los 30 últimos años que inició Nacho Rodríguez, continuó Carlos Cabezas y ahora representa él, todos internacionales. Y otro jugador con unas características no vistas antes en un canterano en Málaga. "Es muy bonito en un equipo como el Unicaja, que siente a sus jugadores, tener españoles y malagueños que puedan ser importantes en el equipo. Que seamos un buen bloque, que hayamos congeniado bien, es algo bonito. Con el resto de compañeros nos complementamos bien. Que haya un equipo ACB con esta apuesta por el jugador nacional es bueno", opina el marbellí.

"Intentamos dar conciencia de la magnitud de la Copa, de la importancia para la ciudad y el club, para la temporada nuestra. Es nuestro deber concienciar al resto, transmitir al resto la importancia de una Copa del Rey. Intentamos inculcárselo", asegura Alberto Díaz sobre el rol que tienen también como pegamento integrador del resto de compañeros, a los que intentan adiestrar también (un tercio de la plantilla es nueva en la ACB) en otros aspectos: "El conocimiento de la Liga que tiene un jugador nacional obviamente es mayor. Es nuestro estilo de juego, saber moverte, manejar los árbitros... Una serie de cosas que a un extranjero le cuesta más. Los nacionales nos conocemos de toda la vida y tienes esa química de más, también el conocimiento de lo que rodea a todo".

Quizá los peores años, la transición en la que se reajustó el presupuesto del club a principios de la década de los 10, fue en la época en la que fueron desapareciendo referentes de la casa, sobre todo tras el adiós de Berni y Jiménez. Apenas los debuts de Alberto y Abrines aportaban luz ahí. El acertado fichaje de Carlos Suárez y la consolidación del pelirrojo en el primer equipo dieron más empaque. El título de la Eurocup en 2017 ratificó esa importancia. Alberto fue MVP y las actuaciones de Suárez y Dani Díez el Día D en Valencia recordaban que la senda estaba marcada. En un mercado ultracompetitivo como el actual, en el que de facto hay pocas limitaciones, los mejores talentos emigran a la NBA. También es cierto que el momento de más salvaje exigencia para jugar en la ACB coincide con 20 años de locura de las selecciones españolas, en los que se ha ganado todo varias veces (salvo un oro olímpico que moralmente se tiene). El sistema sólo permite llegar a los buenos. Y los nacionales del Unicaja lo son.

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