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Querido y viejo verdugo

  • Se retira Juan Carlos Navarro, el jugador que más puntos metió al Unicaja y el que más veces jugó en contra

  • Berni Rodríguez y Carlos Cabezas relatan sus experiencias con el mito

Pone fin a su carrera Juan Carlos Navarro Feijoo, la Bomba. Ayer anunció el Barcelona su retirada, a sus 38 años. Se va una leyenda del baloncesto español, europeo y mundial. Seguramente no de la mejor manera, es posible que demasiado tarde, pero quedará su legado, su palmarés y hasta un tiro patentado. Desde una perspectiva malagueña, nadie jugó más veces que Navarro (73) contra el Unicaja ni nadie le metió más puntos (792) al equipo malagueño que el pequeño genio de Sant Feliú. Navarro jugó el día que se inauguró el Carpena en 1999 en un Unicaja-Barcelona y allí también se puso por primera vez la camiseta de los Grizzlies en su paréntesis de un año en Memphis. Fue en ese amistoso ante el equipo NBA.

Se asiste progresivamente al adiós de la generación que cambió el baloncesto español. Sólo quedan en activo de los campeones del mundo junior en Lisboa en 1999 Pau Gasol, Felipe Reyes y Carlos Cabezas. El base malagueño explica junto a Berni Rodríguez cómo era de cerca, al lado y enfrente Juan Carlos Navarro, el maravilloso jugador catalán, un hombre clave en estos 20 años de vino y rosas del baloncesto español.

Cambió el baloncesto español, fue el reflejo de una manera distinta de jugar

"Raúl López y Juan Carlos han cambiado el baloncesto español. Su estilo es el reflejo de una manera de jugar, el paso a una nueva realidad, vivimos esa transición de estilo. Fue uno de los estandartes del cambio generacional. Más rápido y físico, muy talentosos... Nos pillló el cambio de normas, de los 30 a 24 segundos y la división en cuartos. Vivimos el final, lo rozamos, pero encadenábamos sin saberlo con un nuevo estilo. Juan Carlos era descaro, verticalidad, sobre todo eso. Llegó al Barça, eso me lo contó Xavi Fernández, y los veteranos tenían que agarrarle porque tiraba de 9-10 metros. Y no sabían que era lo que venía...", explica de manera precisa Berni Rodríguez lo que supuso Juan Carlos para el baloncesto nacional. El eterno capitán regresa ahora a vivir a Málaga y continúa con el proyecto de becas de tecnificación a jóvenes jugadores de la provincia.

Como Berni, Carlos Cabezas, que sigue en la brecha y espera destino para la inminente temporada, empezó a padecer a Juan Carlos Navarro desde bien niño. "Yo la primera vez que jugué contra él fue en Andújar, en la final de un Campeonato de España infantil. Era la primera vez que el Unicaja llegaba a una final en esa categoría. Era Bernardo padre el entrenador y estábamos Berni, Germán, Wito, Perujo, Elías, Illanes... Juan Carlos nos destrozó en la final, nos metió casi 40 puntos", explica el base malagueño. También recuerda aquel partido en tierras jiennenses Berni. "La primera vez que coincidí con él fue en la selección, en el proyecto siglo XXI en edad preinfantil. Y sí, después jugamos ese Campeonato de España en Andújar en el que nos metió 40 puntos. Después también recuerdo enfrentamientos con la andaluza y la catalana. Desde entonces se hacían concentraciones en Guadalajara con la selección, recuerdo que también estaba Felipe al principio también, como Juan Carlos. Germán y Carlos llegaron poco después, con Raúl y los demás... La verdad es que ese grupo empezó a formarse pronto", relata Berni. Dos años después, Navarro descollaría en unos nacionales cadetes en Ciudad Jardín. Hay quien recuerda exhibiciones impresionantes sobre las tablas del pabellón malagueño.

"Era como en adulto pero en miniatura, nos dimos cuenta rápido de lo que podía ser, su físico siempre fue igual, delgadito... En infantil y cadete ya empezaba a sacar la bomba. Recuerdo que ya se hablaba de si era un uno o un dos, por la forma de jugar y su capacidad anotadora le derivó a escolta", decía Carlos Cabezas. "Como es ahora era de infantil. Siempre era el más delgado, pero también el más rápido y talentoso de todos. Ya lanzaba su bomba y la hacía muy natural, necesitaba ese recurso por sus carencias, era muy delgadito y muy poca cosa, pero un animal anotando", ahonda Berni.

"Era mejor tenerlo de compañero, claro", dice divertido Cabezas. "Recuerdo que la anterior generación no había tenido grandes resultados y tuvimos que jugar dos preeuropeos antes de jugar en 1998 el sub 18 de Varna. Entonces no había tantos torneos de selecciones todos los años, se espaciaban más", relata Berni. En Bulgaria se encendería la chispa de una generación extraordinaria que cambió la historia del baloncesto español y el centro de gravedad del baloncesto europeo. "Jugar a su lado era un placer. Ha sido algo muy fácil, tenerlo de escolta al lado, con él la verdad es que fui campeón de Europa y del mundo junior y absoluto... Desde junior ya sale MVP del Mundial de Lisboa. Era el referente del equipo, con Pau ya después. Siempre muy emblemáticos y respetados dentro del grupo. Eran los líderes. Todos sabíamos que él era quien debía tener el balón. Una de las claves de esa generación es que cada uno sabía sus roles bien", continúa Cabezas.

"El Mundial junior nos ayuda a consolidarnos en los primeros equipos, aunque Juanki ya tenía minutos la temporada anterior. Germán ya había debutado antes y en 1999/00 ya debutamos Carlos y yo con Boza", recuerda Berni. Desde entonces, los dos malagueños tuvieron que padecer con frecuencia la calidad de Navarro. "Era una pesadilla", afirma Berni: "A la típica pregunta de quién te costó más defender el que más me costó era él. Tenía muchísimos recursos, podía hacer de todo. Casi nadie puede salir del bloqueo y tirar en movimiento. Podía pasar el bloqueo y tirar de dos, a contrapié, jugaba el pick and roll muy bien y a mucha velocidad. Lo que más impresionaba era la velocidad de ejecución y movimientos. A esa velocidad es muy, muy difícil defender a alguien". "Honestamente, se dependía más de él que de ti para defenderle", concreta Cabezas: "Tratábamos de meterle gente fuerte, que él sufriera atrás, pararlo de manera segura era muy difícil, te podía tirar de ocho metros o la bomba. A un partido que le hemos podido ganar se podía, intentábamos jugarle más físico, saltarle fuerte al pick and roll... Pero si él estaba bien te metía 30 puntos, no había manera".

Se cierra una carrera "inigualable, no se entederá lo que ha sido él hasta que pasen los años", considera Berni: "La historia del baloncesto español es Juan Carlos y a nivel de selección no es lo más porque Pau no se puede poner en ninguna lista. Pero el primero es Juan Carlos. Estadísticamente lidera todo, casi 20 años jugando Euroliga... Pero ha trascendido más allá de los números. Es que lo piensas y parece un movimiento previsto de marketing, vamos a inventarnos un tiro, la bomba... Pero es que lo llevaba de serie. Entrenaba bastante, pero lo hacía natural. Trasciende un jugador al propio deporte, creó un estilo".

Tanto Berni como Cabezas destacan a nivel personal la timidez y la humildad de Navarro. "Es muy familiar, muy de sus amigos de toda la vida. El año pasado estuve un rato con él y seguía con su gente de Sant Feliú", relata Cabezas: "Es introvertido, no le gustaban los focos, pero en la intimidad, siempre ha tenido un respeto por los demás admirable. Le pedí la camiseta la última que me enfrenté, cuando yo estaba el Betis y la tengo ahí bien guardada, seguramente no veremos a un jugador igual".

Se va Juan Carlos Navarro, que seguirá ligado al Barcelona pero ya no en la pista, donde ha dejado un reguero de récords y de actuaciones memorables. Seguramente el cénit de su carrera fue el Europeo de 2011 en Lituania, con varias actuaciones paranormales. "Tiene un talento al que hay que dejar vía libre para inventar", decía su seleccionador entonces, Sergio Scariolo. Y tanto que inventó. En Málaga se le sufrió, pero también se le veneró, como hizo todo buen degustador de baloncesto.

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