Resultado y crónica del Unicaja-Barcelona

Ganar al Barça exige más (73-84)

  • El Unicaja domina hasta mediado el tercer cuarto con buen juego, pero se atasca cuando se elevó el nivel defensivo del rival, con permisividad arbitral

  • El mal día en el triple condiciona el resultado

Bouteille lanza ante Claver.

Bouteille lanza ante Claver. / ACB Photo

El Unicaja tuvo en su mano competir hasta el final y doblegar al Barcelona. Partiendo de la base de que cuando se juega ante un rival de este nivel se depende de lo acertado que esté, el equipo malagueño no fue constante y certero en el segundo tiempo como sí lo fue en un primero en el que continuaron las buenas sensaciones del arranque ante el Tenerife. El Barcelona elevó el nivel defensivo y el Unicaja tuvo muchas más dificultades para crear juego. Seguramente influyó el distinto rasero arbitral, que en algún momento desquició a los jugadores cajistas, en la segunda mitad. ¿Cuánto pesó? Seguramente no le hubiera llegado porque no estuvo certero en momentos en los que debía. Es cierto que la permisividad con Hanga al presionar al base rival no fue la misma que al equipo malagueño, rápidamente en el bonus. Pero es baloncesto ficción (73-84).

Fue en ese tercer cuarto cuando estuvo el nudo del partido. El Unicaja había realizado un primer tiempo muy estimable. No tan redondo como ante el Iberostar, pero ante tamaño rival fue notable. Tuvo tres triples abiertos muy claros el equipo malagueño cuando marchaba arriba en el marcador para poner tierras de por medio y quizá hacer dudar al Barcelona. Y esas dudas se trasladaron a la defensa, el Barcelona supo hacer daño, sacar tiros libres (no es lo mismo tocar a Rubén Guerrero que a Tomic o Mirotic) y voltear la dinámica del partido. También la subida de nivel defensivo del Barcelona implicó varias pérdidas que no se habían visto antes. Hay que darle su crédito a la defensa del Barcelona. Cuando alinea a un quinteto con cinco jugadores de dos metros y coinciden Hanga, Higgins y Claver es complicado igualar esa capacidad en todo el continente. Igualmente, se le vieron las costuras a Mekel, otra vez a alto nivel al arranque, cuando estuvo atosigado y perdió un par de balones tontos o cuando no mete triples aunque tire solo.

El lanzamiento de tres, ese 4/27, del equipo malagueño contrastó con el acierto del primer día. Y ahí estuvo uno de los caballos de batalla del partido. Porque demasiados se fallaron en buenas posiciones de tiro. El Unicaja empezó dominando el partido y pareció creyerse la posibilidad de competir y ganar, como hizo en el Palau en temporada regular. Pero se está en una fase final y, aunque la preparación dista mucho de ser ideal, el nivel de exigencia y baloncesto en bastante alto. Y el juego, bastante mejor de lo que previsiblemente podía ser. Ese nivel lo coloca el Barcelona. Y cuando lo elevó, no pudo llegar el cuadro de Luis Casimiro.

En esas distancias en torno a los cinco puntos mandaba el Unicaja (12-20 de máxima tras una jugada en la que todos los jugadores tocaron el balón y Rubén Guerrero machacó) hasta que un parcial de 0-10 del Barcelona le daba la primera ventaja (20-22). Había vivido el Unicaja de cómo Mekel encontraba a Gerun y Deon Thompson. Los pivots son los principales beneficiados de cuando el israelí reparte juego, aunque su radar es más amplio. Siguió firme el Unicaja pese a ese empuje barcelonista y acabaría llegando al final del primer tiempo arriba en el marcador (41-38). Casimiro sigue con su idea de tener involucrados a los tres cuatros (Thompson, Suárez y Simonovic) y a los tres cincos (Gerun, Guerrero y Elegar)en la rotación. Normalmente, en un play off las rotaciones se acortan. Pero la coyuntura de esta fase final, sin competición previa, favorece esa idea de amplitud.

Se llegó a ese tercer cuarto en el que el partido se desniveló. El Barcelona dispuso de 16 tiros libres en ese periodo, rápidamente el Unicaja se metió en el bonus. Y acabaría condicionando el juego junto a los errores en los tiros abiertos. No fue un buen segundo tiempo. Es lógico que pase ante un rival así. Pero es la exigencia de un equipo de Final Four de Euroliga en un contexto de pelea por un título. Hay que rayar a un nivel excelso para de verdad acometer al contrario. De más a menos, el cuadro malagueño fue perdiendo rueda de un Barcelona en el que Mirotic y Tomic campaban a sus anchas. Toca ganar al Joventut este domingo y, de hacerlo, pelear en el previsible duelo capital ante el Baskonia. Las semifinales son posibles. Pero ya no hay margen de error.

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