Unicaja

Surne Bilbao Basket - Unicaja: Poesía y alguna sombra (43-67)

El grupo celebra el triunfo

El grupo celebra el triunfo / ACB PHOTO

El Unicaja tomó Miribilla tras un partido que fue singular, en un diagnóstico que es difícil por dos versiones polarizadas en lo baloncestístico. Dominó al Surne Bilbao Basket (43-67), una renta amplia, pero que dejó un sabor ligeramente áspero por el nivel de los jugadores de Ibon Navarro tras el descanso. Los dos primeros cuartos fueron suficientes, pero tener esa línea inconstante puede ser peligrosa. El equipo sigue ganando, ya es la séptima victoria consecutiva en ACB; hacerlo además en una pista tan difícil como Miribilla. Aplicar el resultadismo más puro, que acaba además con pleno en ACB lejos de Málaga. Girona, Madrid y Bilbao al saco; ya con un balance de 8-3 y refrendando esa condición de cabeza de serie para la Copa, en un fin de semana donde hay grandes opciones de acabar segundos. El desgaste ha sido alto, una semana que vendrá de maravilla para un nuevo estirón. Esta vez fue gracias a una primera mitad de gran nivel, estropeada por lo visto después; pero se extraerán moralejas para el futuro. Días para comprobar en qué queda lo de Tyson Carter; el de Misisipi no pudo jugar por unas molestias en la rodilla que se agravaron en las últimas horas. Mimos y cuidados para la plantilla, mientras que lo siguiente será recibir al BAXI Manresa en el Carpena.

En un partido que fue extraño. El Unicaja fue aplicado, serio, solidario en el esfuerzo, de esos días donde el equipo malagueño agarra el partido desde bien pronto y no lo suelta. Muy meritorios unos veinte primeros minutos de puño de hierro, por el desgaste que se acumula; cada jugador encontrando su hueco para sumar. Fue una máquina perfecta en Miribilla, ante un Surne Bilbao que quedó empequeñecido a los pocos minutos por esa solidez malagueña, rodeándole con esa tela de araña particular. Si el Unicaja te domina con ese rostro, es un equipo muy difícil de contrarrestar. En un inicio que fue de guante blanco, ya con unas primeras acciones donde se atisbaba que la plantilla de Ibon Navarro había interiorizado de manera positiva el partido de Le Mans. Sin Tyson Carter, pero una aportación coral donde no se echa en falta al de Misisipi. 11-19 acabó un primer cuarto que no fue estético en finalizaciones, pero sí rico en comparecer en un escenario tan complejo y silenciarlo a base de trabajo. Se pudo correr en el segundo cuarto, y si hay un mínimo de acierto y alegría, el Unicaja genera un destrozo. Llamativa la frescura de Will Thomas o ver a Alberto Díaz neutralizando al perímetro bilbaíno, la sombra de Renfroe o Adam Smith. Y delante 14 asistencias. Una superioridad abrumadora, que dejó el partido muy encarrilado al descanso (26-46). Momentos de diversión, el mejor escenario posible después de estas semanas, con un cierre perfecto.

Pero se cambió la cara, la bajona tras una gran fiesta. Motivado por el agotamiento. Laxitud y relajación que llevaron al Unicaja a sumar solo cinco puntos; dos canastas de dos, un tiro libre y 0/11 en triples. Con lo anterior es fácilmente justificable, tampoco el Surne Bilbao aprovechó la coyuntura en esos diez minutos (37-51). Curioso ese cambio de tendencia, porque el Unicaja llegaba a Miribilla como un equipo que iba ascendiendo en los partidos. Todavía se tenía controlado. La energía del partido cambia con el 41-51, mientras Miribilla se lo empezaba a creer. Cortocircuito dantesco en los malagueños, que fue desbloqueado por Taylor. El partido entraba en ese escenario de apretarse o cerrarlo con varios esfuerzos. No terminaba Bilbao de acceder, mientras Osetkowski con dos triples daba esa inyección de calma. El Unicaja volvió a ese estado de confianza y pudo abrir brecha, pero se jugó con fuego por momentos. No obstante, la entrada de Perry al final provocó un final agradable. Algún mate de Sima o penetraciones fugaces de Perry para que el viaje de vuelta sea más placentero. Seguro que habrá algún tipo de riña de Ibon Navarro, no a la altura del Le Mans, pero algún recurso del manual. Partido muy particular, pero con la séptima victoria consecutiva. Se valorará en su justa medida en unos meses. Ahora se prioriza más el qué y no el cómo. Acaba un mes agotador.

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