Unicaja

Unicaja - MoraBanc Andorra: Cemento armado (92-86)

Djedovic celebra una canasta.

Djedovic celebra una canasta. / Carlos Guerrero

El Unicaja es humano y sufre, pero la identidad de este equipo le vale para solventar situaciones complicadísimas, como la que le presentó un tremendo MoraBanc Andorra, uno de los equipos que mejor le ha jugado a los de Ibon Navarro en toda la temporada. Podía parecrer un rival más sencillo, de la zona baja. Para nada. Le exigió lo máximo al cuadro malagueño, al que no le sobró apenas nada (92-86) para domeñar al bloque pirenaico, dirigido por un talento descomunal de Jean Montero, un jugador de, con los respetos para los tricolores, otra dimensión distinta que causó constantes quebraderos de cabeza, compinchado con su socio Harding (48 puntos entre los dos, 24 cada uno). El Unicaja supo ser fuerte física y mentalmente. Los dos partidos por semana de manera constante igual limita la exuberancia con la que los malagueños han jugado durante un trecho de temporada. Problemas de faltas también obligaron a otras rotaciones distintas. Pero la realidad es que otro triunfo más a la buchaca en esta temporada de ensueño que ya entra en febrero, el primero punto de no retorno de la temporada. No hace falta recordarlo qué se juega en esta pista del 15 al 18 de febrero, pero el público lo hizo al final. “A por la Copa”, gritó. Los dos partidos previos al gran torneo se juegan en Estrasburgo y Santiago. La próxima vez será el viernes 16 a las 21:00 horas ante el Lenovo Tenerife.

El partido fue un dolor de muelas desde el arranque. El MoraBanc le metió al Unicaja 30 puntos en el primer cuarto, algo que nadie ha hecho en toda la temporada. Encontró vías de agua en la defensa malagueña, un punto menos agresiva. Buenas circulaciones y Montero para rajar la defensa cuando hacía falta. 21-30 era el resultado tras 10 minutos, con Osetkowski sosteniendo. Equilibró el Unicaja en el segundo cuarto, con un punto más de intensidad atrás para hacer que los andorranos estuvieran algo menos certeros. Pero los de Natxo Lezkano, con un cuerpo técnico algo histriónico, habían preparado muy bien el partido, iban encontrando soluciones para lo que plantea el Unicaja en cada momento. Había ganas de ver a Tyson Pérez, futuro jugador del Unicaja, que en este lapso metió un par de triples y mostró su hiperactividad. Se llevó un gorro de Osetkowski, erró demasiados tiros libres (2/8) y Ejim le dio la bienvenida en un curioso duelo por marcar el territorio. Al descanso, 47-48 y concierto arbitral en plena expresión.

La segunda parte fue un duelo al sol. Con mucha intensidad, presión y actividad. Con polémica arbitral y piques. Una técnica a Ibon encendía al Carpena y provocaba un estirón (59-52), pero el MoraBanc tenía el comodín de su pequeño genio dominicano, 20 años y una capacidad tremenda para crear problemas. Pegaban tirones los malagueños, pero se hacía la goma (71-70 al final del tercer cuarto). Descomunal Alberto Díaz, con triples que añadir a la defensa, algo más errático Perry, Lima dando minutos de calidad con Kravish fuera por faltas y Sima con manos blandas. Se marchaba el Unicaja, ya en el cuarto final, por ocho puntos, pero negaba la derrota el MoraBanc. Del 84-76 al 86-84 y balón rival. Apareció celestial el tío Will Thomas, que sólo había metido un punto y metió un triple frontal que hirió. Después, polémica por un tapón de Tyson en el que tocó el aro, pudo tocarlo Thomas también. Y ahí murió un partido extremadamente duro y de desgaste. Con una victoria valiosísima ante 10.087 personas que vibraron y cantaron ese “A por la Copa”. Pero antes, Estrasburgo y Santiago. Este Unicaja no regala nada.

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