Unicaja

Una plantilla señalada

  • La imagen de los jugadores del Unicaja en Manresa fue bochornosa y deja muy tocado al vestuario, al que se le exigen unos mínimos competitivos y de dignidad por la historia cajista

Barreiro, Kravic, Alberto Díaz, Bouteille y Abromaitis.

Barreiro, Kravic, Alberto Díaz, Bouteille y Abromaitis. / BCL

La imagen que dio el Unicaja en el Nou Congost fue una de las más pobres que se recuerdan a este club. La plantilla cajista quedó gravemente señalada tras lo sucedido en Manresa y que, según lo que pase en las próximas semanas, será difícil de borrar de los pensamientos de una afición que asistía perpleja a un funeral por televisión. Un equipo timorato, sin capacidad de respuesta ante un vendaval que, en parte, ellos mismos provocaron.

En Manresa no se salvó nadie. Los primeros 10 minutos fueron demenciales, impropios de un club y entidad con la historia cajista. Superado de principio y a fin, con rostros de auténtico pavor entre unos jugadores sin control, orden ni fe. El +25 que logró construir Manresa en el primer cuarto fue lo que decidió, de poco sirve justificar con que los tres cuartos restantes estuvieron igualados (18-17, 20-22 y 19-20). Sí, Unicaja apretó y fue de tú a tú en la media hora posterior pero fue incapaz de cerrar la herida. Manresa acabó con 105 de valoración por los 54 de Unicaja, casi el doble.

Pero la de este martes no fue la primera. Unicaja acumula esta temporada otras tres salidas europeas donde el equipo perdió de manera abultada. Cayó en Oostende por 18 puntos, también en Grecia ante el Lavrio por 12 y lo mismo que en Dijon, por 10. La brecha se ha ido abriendo cada vez más en cada salida. Sólo ganó a domicilio en la Basketball Champions League al Nizhny Novgorod ruso (62-79) y al Cluj-Napoca rumano (70-86).

Son ya cuatro ridículos a domicilio sólo en la BCL, la tercera competición en valor e importancia en Europa, tras la Euroliga y la Eurocup. La plantilla, pese a los arreglos y mejoras a mediado de temporada, sigue mostrando los mismos problemas de un tiempo a esta parte. Una defensa infantil, débil y frágil que da leves signos de mejoría. La intensidad y madurez mental, otros hándicaps de un equipo exento de energía y al que le restan pocos partidos para demostrar que posee al menos unos mínimos de decencia para competir en lo que resta de temporada. El espejismo que generó las victorias consecutivas ante equipos de la zona baja fue eso, un espejismo. Les toca responder.

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