Previa y horario de la Final de la Copa del Rey de Baloncesto 2020

Una final perfecta (18:30)

  • El Unicaja se enfrenta al más laureado de la competición y ganador de cinco de las últimas ocho Copas con la moral de jugar en casa y su buen torneo como aval

La Copa preside el Carpena.

La Copa preside el Carpena. / Javier Albiñana (Málaga)

El sábado ha dejado una final perfecta. No se trata de vender nada, es un aviso. Como en las buenas historias están las circunstancias, los personajes y el contexto. La final de la Copa del Rey de Baloncesto es esta tarde (18:30 horas) y la disputan en Málaga dos equipos que hicieron un buen partido de cuartos y otro mejor de semifinales. Tiene ese punto de suspense en el que hay alguien ilusionado que lo ha hecho tan bien como el que casi siempre gana. La dosis de optimismo en el ambiente que acaba calando. La repercusión del estado de ánimo en una cita así es un arma que no es definitiva pero desequilibra, que no se paga pero recompensa, que a veces no sirve de nada. De hecho, el anfitrión no ha ganado el torneo en los últimos 17 años. La final de esta tarde no necesita más ingredientes.

El Real Madrid se apuntó primero. Será su séptima final consecutiva, el proyecto de Laso ha ganado cinco de las últimas ocho Copas y quiere más. Campazzo y Llull han sobresalido en un equipo sin fisuras, práctico, eficaz, inteligente. Su buen torneo ha sido otra respuesta a la eterna exigencia vaga, otra confirmación de que su mínimo competitivo es el más alto de su ámbito en la última década. El físico de alguna de sus figuras no es el deseado, no es la primera vez, le sobra el talento.

El Unicaja es el otro contrincante y ha igualado la apuesta en el torneo. También ha mejorado de viernes a sábado, su defensa encajó menos, su juego emocionó más. También tiene a una pieza clave (Jaime) tocada físicamente y algún que otro problema físico. De propina, ha recuperado el rendimiento de varias de sus piezas en esta cita, juega en su ciudad y no entiende la victoria sin la pasión de la épica. Sólo ha ganado una Copa (al Madrid en 2005), la otra final que disputó la perdió hace once años y cuenta con casi tres veces menos presupuesto. Entró en el torneo por ser anfitrión y no por estar entre los ocho primeros de la primera vuelta y ahora se ve en la final con unas sensaciones y un juego que no había mostrado en el año. Todo según los mejores planes. Casimiro tiene cita con la historia.

Algo parecido podría decir Laso, sólo parecido. El nivel de exigencia en la Euroliga puede ser terrible también en invierno y aunque llegó al torneo con críticas de fondo se mantiene arriba en todos sus frentes. Llull ha carburado bien en los dos choques y el equipo siempre ha controlado los partidos. Como su rival, supo adelantarse al problema y finiquitó las semifinales en medio partido. Eso permitió que los banquillos pudiesen ahorrarle algún esfuerzo a Rudy o Díaz entre otros.

Las dos mejores defensas de la ACB han encontrado la manera de correr como les gusta y dominar a sus rivales a base de ser más eficaces defendiendo. Campazzo firmó siete robos de los nueve de su equipo en semifinales, el Unicaja sisó ocho balones, para completar un choque de antología.

Junto a Tavares, el argentino fue el más valorado del encuentro. El pívot cazó diez rebotes, puso tres tapones y metió nueve puntos. Su influencia en la zona es determinante en esta Copa. Tendrá que verse las caras con tipo joven, canterano del Unicaja que se fue a jugar al baloncesto en un par de universidades de Estados Unidos y ha vuelto para crecer: Rubén Guerrero. En las últimas semanas juega más por la lesión de Elegar y su rendimiento crece. Es la eclosión de esta Copa. Seis puntos y ocho rebotes el sábado, 12 puntos y nueve capturas el viernes. Hoy será su primera final profesional, algo que comparte con otros miembros de su equipo, todos con más experiencia que él. Es parte del nuevo esqueleto del conjunto malagueño que se jugó los minutos decisivos del primer partido con cinco jugadores españoles en la pista. Excepcional en este baloncesto de variados pasaportes. Es una de esas pequeñas cosas con las que se quieren sembrar más seguidores en la ciudad.

Tocar la campana, levantar un trofeo también funciona con el gran público. El rival es idóneo, nadie tiene más laureles. El campanazo en la final encaja en el canon de una gran tarde de deporte como el David en el de Miguel Ángel. La borrachera de baloncesto que es la Copa, el rendimiento de los dos equipos, el punto de apoyo del público y el hecho de que sea baloncesto igualan la contienda. El domingo llegó con una final perfecta. Antes de la cena, se sabrá si otra Copa ensancha los méritos de una etapa colosal del Madrid o es otra sorpresa que pinta de color el palmarés y añade otra buena historia de una tarde de baloncesto.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios