“Sólo quiero decir a los aficionados que les amo y que ellos tienen un lugar especial en mi corazón para siempre. Estoy ansioso por verlos”, decía Jamar Smith en estas páginas en la antesala de su vuelta a la Costa del Sol. Desde que cambió Málaga por la gélida Kazán el destino no había querido que pisará las tablas del Carpena con otra camiseta.

Lo hizo en la cuarta jornada de la Eurocup. Afable con todos los trabajadores del club y con los aficionados, desde el calentamiento se le notaba con una sonrisa especial. Consciente de lo importante en lo sentimental, pero también de que en lo deportivo el duelo era crucial, por la primera plaza del Grupo D.

Lo ovacionó la grada en la presentación, palmas unánimes para el americano, que caló tras su actuación en la final de la Eurocup en Valencia. Quizá sobrepasado por el escenario, el escolta no cuajó una buena actuación. Siendo más certeros, discreta para su nivel y para su ascendencia en el conjunto que dirige Dimitris Priftis, invicto antes de medirse al Unicaja.

El de Illionis es capitán general en el conjunto ruso. Creador primario junto al talentoso Pierria Henry, que dejó gran poso más allá de los números. Sus 36 minutos dan fe del rango que le da el técnico griego, satisfecho con su juego. “Es un jugador especial para él, confío en él, estoy contento con él. Estoy contento con él primero como persona y después como jugador”, reconoció sobre el exterior.

Smith terminó con 10 puntos (1/6 en triples), tres rebotes y cuatro asistencias para siete de valoración. Su +8, supone una de las mejores cifras del conjunto ruso. No obstante, su protagonismo es mayor. Es una de las principales armas de un perímetro de quilates del que dispone el Unics, con jugadores del talento del ex cajista, Henry, McCollum o Lockett. Se reencontró con el Carpena y ahora esperará a su querido Unicaja en Kazán para recuperar el puesto perdido.