Unicaja

La peor versión del Unicaja es muy competitiva

Los jugadores del Unicaja hacen piña.

Los jugadores del Unicaja hacen piña. / ACB Photo / M. Pozo

El Unicaja enlazó dos derrotas ante Galatasaray y Murcia, algo poco frecuente esta temporada. En los dos partidos fue a remolque, en Turquía algún tiempo más arriba, pero tuvo opciones para ganar plenas hasta el último minuto de los dos duelos, de BCL y ACB, ambos perdidos por cinco puntos de diferencia. Cuando se viene de conquistar un título y de ganar muchísimo pueden chirriar las derrotas, pero, mirando hacia atrás y haciendo un ejercicio de abstracción, quizá estos partidos perdidos, y la manera, sean una buena fotografía del tamaño de la extraordinaria temporada que está realizando el Unicaja.

Ibon Navarro y su staff decidieron dar descanso de una semana a los no internacionales tras el inolvidable título de Copa en Badalona. Algunos jugadores debieron ir a Estados Unidos, casos de Will Thomas y Tyson Carter, para arreglar sus visados y no tener problemas en el tramo final de temporada. Alberto Díaz y Kendrick Perry jugaron con España y Montenegro. La inversión en descanso, entendieron desde el club, era necesaria para llegar algo más frescos a final de temporada. No hay que olvidar que la plantilla fue la más madrugadora en empezar a trabajar, en la segunda semana de agosto, antes de la Feria, por esa fase previa de la BCL que era un dolor de muelas aunque se sacara con bastante solvencia. Ahora se puede ver como un exceso de prudencia, pero en el verano había inquietud, con muchos jugadores nuevos y con seis derrotas seguidas al acabar la temporada anterior. 

Con la emotividad por las nubes se sacó el duelo ante el Girona, convertido en celebración de la Copa ante un Carpena a reventar. El terremoto de Turquía que obligó a suspender el encuentro ante el Galatasaray en la semana previa a la Copa deparó un calendario muy cargado, cuatro partidos en ocho días. Costó ser más fluidos conforme pasaron los partidos. No son sólo piernas, también es cabeza. Mentalmente, el bloque ha vivido muchas emociones en las últimas semanas. Existe también un desgaste innegable físicamente. La baja de Djedovic, roto en la semifinal de Copa ante el Madrid hace un mes, quita una rotación de calidad exterior de uno de los jugadores que ayudan a mantener la línea de flotación constante. Aunque Navarro exhortó a Mario Saint-Supéry que estuviese preparado, no ha habido demasiadas situaciones favorables en esta semanas para dar minutos al calendario. En cualquier caso, el compromiso de los jugadores es enorme. Antes del Unicaja-Galatasaray, David Kravish y Dylan Osetkowski pasaron un día completo en el hospital recibiendo suero y controlados para recuperarse del virus intestinal. El primero pudo jugar y el segundo, no, pero los dos sí fueron a Estambul en condiciones precarias, pese a lo cual hicieron un gran esfuerzo por ayudar tanto en Turquía como en Murcia. 

El Unicaja se había acostumbrado a ganar con mucha suficiencia ante equipos de zona media-tabla. La del Murcia fue la primera derrota de la temporada ante equipos que no son de los siete mejores. Ya después de la victoria en Málaga ante el Galatasaray Ibon señalaba que no se puede ganar siempre por 20 puntos y que tener distancias cortas no debe llevar al nerviosismo.

Pero, jugando mal, compartiendo peor la bola y sin la energía habitual, el Unicaja ha conseguido que su peor versión sea muy competitiva, se agarra a los partidos de manera admirable. Y ése es un valor impagable sobre el que se debe sustentar el último tercio de temporada, en el que hay muchas expectativas. Vienen ahora tres partidos en una semana. El del Limoges este miércoles, muy importante ante un equipo ya eliminado y en el que no debe haber confianzas; el Barcelona, con todo el Carpena lleno el próximo domingo, y el marte siguiente el AEK, en el que seguro habrá algo en juego, sea la clasificación o el primer puesto y el factor cancha en cuartos de final. El hecho de que la Final Four de la BCL se disputará en Málaga siempre y cuando el Unicaja esté entre los cuatro mejores es un aliciente pero debe evitarse la carga de presión de jugar por un título en casa. Es un algo estimulante y que puede distraer, pero debe ser una ilusión y no una obligación.

Un vistazo a cómo se estaba en agosto pasado debe valer para volver con una sonrisa al Carpena este miércoles. La conclusión es que el peor Unicaja 2022/23 compite hasta el último minuto en Estambul y Murcia. El mejor ya se ha visto de lo que es capaz. Estar en el momento preciso es la clave.

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