Queda el orgullo
En una situación deportiva límite los jugadores deben dar un paso adelante
El Unicaja se encuentra en una situación muy delicada, sin encontrar el camino para salir de esa espiral de autodestrucción en la que lleva varios años. Se esfumó el efecto Ibon Navarro y ahora el vitoriano también parece engullido por esa dinámica demoledora que se está llevando todo a su paso. La enésima humillación en Oostende volvió a poner frente al espejo para dejar una imagen desoladora. Ya no hay en lo que creer y el precipicio ya no se ve en el horizonte, está delante de los pies. Un panorama realmente inexplicable por momentos que vive el equipo malagueño, con más en juego de lo que se piensa de aquí a final de temporada.
Tres victorias en nueve partidos es el balance del conjunto cajista en los meses de febrero y marzo, condicionados por la Copa del Rey y las ventanas FIBA. Entre medios llegaron un entrenador y tres jugadores y aunque ha habido algún amago de punto de inflexión, la realidad es la que es. La soga cada vez aprieta más. Si antes la historia invitaba a pensar en una posible reacción para llegar al play off, ahora no deja de ser una utopía. Lo verdaderamente tangible es cerrar la permanencia cuanto antes, algo que era inimaginable no hace tanto. Nunca se estuvo tan cerca del fuego.
No existen asideros a los que agarrarse. El curso deportivo del Unicaja es dantesco, con apenas alguna alegría muy localizada. Hasta la Basketball Champions League, una competición mediocre, atropelló a los malagueños, que de no haberse retirado el Prometey por la invasión de Rusia a Ucrania estaría en un escenario muy complejo. Ya tienen el billete a los cuartos de final, aunque deberán esperar para ver si tienen el factor pista. Es triste, pero es la única bala para salvar esta campaña. Más que nada porque no está segura, ni mucho menos, la presencia en el torneo continental de septiembre en adelante. Los méritos se ganan en la ACB y...
Queda el orgullo de los jugadores, protagonistas para lo bueno y para lo malo. Profesionales que no están acostumbrados a jugar con este tipo de tensión y que ahora deberán dar un paso adelante para asegurar la supervivencia del Unicaja en la élite. Suena duro, pero es tal cual. Jugadores de una categoría superior, pero que por ahora no lo han demostrado en la pista en este curso. Los próximos tres partidos son vitales, con duelos ante el Obradoiro, el Coosur Real Betis y al Surne Bilbao Básket. Tres victorias dejarían casi sellada la salvación porque con 11 nadie bajó en los últimos años. Se les ha estado esperando, pero el margen ya se acabó. La palabra la tiene el vestuario, pero ya no hay red.
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