Unicaja

Las últimas gotas de Vitor Faverani

  • Tras tres años sin jugar un partido, el que fuera gran proyecto del Unicaja disfruta del juego en el Flamengo

Vitor Faverani, en un partido con el Flamengo.

Vitor Faverani, en un partido con el Flamengo. / LNB

Han pasado grandes jugadores por Los Guindos, campeones del mundo o hasta un All Star, pero hay quien sostiene que el mayor talento puro que pasó por la factoría del Unicaja fue Vitor Faverani. El pívot brasileño llegó desde Brasil con 16 años después de que fuera observado por Paco Aurioles en un campus en Brasil. Las lesiones minimizaron una carrera en la que, no obstante, jugó en Boston Celtics, Barcelona, Maccabi Tel Aviv, Valencia y Murcia. Debutó de la mano de Sergio Scariolo en el Unicaja y también tuvo minutos con Aíto, pero no se consolidó en el primer equipo malagueño. El verano pasado se comunicó que volvía a jugar tres años después de su último partido oficial, en 2018, con el UCAM Murcia. Era en el Flamengo, un gigante de Brasil. Y, tras un proceso de readaptación, ya está jugando regularmente a sus 33 años. De manera modesta para lo que fue su nivel, pero promedia 5.8 puntos y 3.3 rebotes para 6.8 de valoración con 13 minutos de media en pista.

En una entrevista en la web oficial de la LNB, Liga Nacional de Baloncesto brasileña, el pívot recordaba su etapa en Málaga y España. “Le debo todo a Europa. Eso es lo que formó como deportista, fui allí cuando era muy joven. Es una experiencia totalmente diferente a la que estoy viendo en Brasil, un juego diferente. Hubo mejores momentos, peores momentos, mejores entrenadores, peores entrenadores, mejores vestuarios, peores vestuarios… esto resume la vida de un jugador. En baloncesto, España fue el país el que me dio todo. Allí me gradué, tuve entrenadores individuales... Así que le debo todo al baloncesto español. Trato de coger algo de lo que aprendí allí para ayudar al Flamengo a ganar ”, explicaba el talentoso interior, que reseñaba que para él jugar tras tres años es una felicidad.

Durante estos meses de recuperación en el club de Río de Janeiro, Faverani le hizo una promesa a Diego Jeleilate, director de baloncesto del Flamengo: si sanaba del todo y lograba jugar de nuevo, sería en el Flamengo. “Gran parte de la razón por la que me quedé en Flamengo fue, en primer lugar, por la promesa y, en segundo lugar, por la estructura. Es gratificante, después de todo lo que he pasado, poder volver a creer en esto”, señalaba Faverani, que vuelve a jugar al baloncesto. No con el nivel que tenía cuando los ojeadores de la NBA venían a Málaga y Torre del Mar a verle en el Unicaja y el Clínicas. Pero sigue jugando al baloncesto en la élite.

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